lunes, 17 de octubre de 2011

Los hermanos del cielo

Acaba de dejar Galicia el hombre que le dio nombre a este blog.
Carlitos y yo nos conocimos en Cuba, él estudiaba sonido y yo edición. La primera vez que nos vimos fue en la parte trasera de la "guagua" amarilla que nos llevaba a Varadero. A mi me gustaba sentarme sobre la rueda de repuesto, viajar solita allí a atrás, pero cuando llegué un chico de cara india la ocupaba. El siempre cuenta que yo le tiré la mirada china, la que uno hace cuando cierra los ojos para maldecir a otro.
Con el tiempo yo descubrí quien habitaba tras aquella cara de latino. Carlitos ya era un mito, se decía de que él que solo comía azúcar y transistores, solo bebía refrescos de cola, en Cuba había la Tukola, y que podía imitar cualquier sonido, era como una orquesta andante.
Poco después él se convirtió en mi Principito y pintó en su puerta, junto a su Asteroide, una casita para la princesa, para mi. Llenamos la escuelita de cine de chocolatinas, de regalitos, de mensajes que ocultábamos el uno para el otro.
Sin duda yo vivía en un sueño y muchas veces pensaba que él no era real, que cualquier día desaparecería. Los dos nos subimos al carro de la fantasía y habíamos creado nuestro planeta interior del cual los dos procedíamos. El fue mi amigo invisible que a ratos se hacía visible.
Antes de llamarme Ichi, él me bautizó como el "señor gordito" o "don gordón". Pero un día descubrió una película llamada "Ichi, the killer", y finalmente aquel nombre se me pegó.
En su tesis final de documental, en los créditos, el último de los agradecimientos decía...
...y a los sueños de Ichi.
Como todas las historias de amor empezó con mucha magia. Carlitos era el ser más especial que jamás había conocido y tal vez eso lo destinó a la lejanía. Por alguna razón yo no encontraba la puerta que llegaba hasta su intimidad, que llegaba a reposar en su corazón. El era hermoso, pero yo lo observaba desde la distancia...
...y así pasaron los años.

Compartimos juntos la experiencia de estudiar en Cuba, conocí Colombia y el realismo mágico a través de su familia, donde los personajes de los libros de García Márquez se mezclaban con los de la familia García-Buendía. Carlitos dominaba y domina a la perfección el arte de vestir la realidad de magía, de exagerarla de una manera tan creíble que te puede hacer creer lo más absurdo. Yo estuve un año pensando que él había nacido en el mar, hasta que un día su papá me señaló el hospital donde nació en Cartagena... yo ya había sospechado tras ver el bravo mar de la costa de la playa de la ciudad. Indignada le pregunté: ¿pero tu no habías nacido en el mar? el me respondió: si, en el mar de la desgracia.
Tras el Caribe nos trasladamos a las gélidas tierras alemanas, en donde él vio caer terrones de hielo del cielo del tamaño de una casa, decía tras contemplar sus primeros copos de nieve.
Juntos llegamos a mis tierras gallegas en busca de trabajo... cuanto nos costó adaptarnos... hacernos un huequito.
Nos casamos para que pudiera estar tranquilo como Colombiano en España, y en el mundo. El tema de los visados era algo muy agotador, así que esa fue la mejor solución, y yo me sentía orgullosa de poder darle un poco de libertad, de saber que solo con un firmar un papel él podría moverse libre por el mundo. En vez de matrimonio lo llamamos "tratado de cooperación internacional".
El tiempo pasó y yo seguía sin saber como entrar en su corazón y poco a poco, la soledad, que me carcomía por dentro, terminó por alejarme de él por completo, no quería ser más Ichi y un día dejé la casa del principito y no fui princesa nunca más...
Tal vez lo más difícil que he hecho hasta ahora en mi vida, lo más doloroso, y por las formas, lo más deshonesto.
Los dos hemos aprendido mucho de aquella situación. Continuamos con nuestra amistad, y con el tiempo yo conocí con él lo que era el perdón ...y tal vez ahí habitaba aquel amor que yo tanto deseaba encontrar en él. Perdonarnos fue la mejor cura y la mejor lección de la vida que he podido tener.
Han pasado tres años desde que soy Isabel, la guerrera que sueña. Carlitos se ganó el corazón de mi tierra gallega y también la nacionalidad. En su pasaporte pone colombo-español-gallego... La semana pasada nos divorciamos, mientras firmábamos los papeles la abogada nos contaba los problemas con sus hijos. Realmente nada ha cambiado.
Hoy Carlitos regresa a Cuba como maestro y deja tras él una huella muy grande llena de palabras de su jerga... todos los que lo conocimos decimos: "man", "te voy a dar una gaznatá", "pendejo", "deje la pendejá", "la platica", "ay mijo", "pase sumerçé" "si es cagaaaa"...etc...
y todos conocemos las historias de su tio Yuri, tan responsable que a cada hijo le tiene una madre... que fue torero y ahora es vidente... nunca podremos saber cuantas historias son reales y cuantas se inventó el Carlitos.... pero, sin duda, la huella más grande la ha dejado en el corazón de todo aquel que haya tenido la suerte de conocerlo.

Uno de los primeros sueños que tuve cuando conocí a Carlitos es este.
"yo estaba sentada a la orilla de un lago, el campo era verde, con flores de primavera, y miraba como hipnotizada una llave que se encontraba sobre un nenúfar en el centro del lago. No había manera de llegar a aquella llave brillante, si me introducía en el lago las ondas que provocarían mi cuerpo en el agua podrían hundir la llave. Tras un tiempo de contemplación, en donde había abandonado el deseo de tener aquella llave, un pajarillo voló hasta el nenúfar y me la trajo en su pico. Al llegar a mis pies aquel pájaro se convirtió en Carlitos y juntos nos sentamos a contemplar el lago." y me desperté... recuerdo que con una gran calma.

Miles de lágrimas se me escapan al escribir y recordarlo... lágrimas bonitas de nostalgia... de alguna "nostalgia futura" que nos regala el "loco universo", con su recuerdo lunar... Ahora soy su hermanita del cielo.

Gracias Carlitos por pasearte por mi vida...por dejarme soñarte un rato.

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