lunes, 17 de octubre de 2011

Los hermanos del cielo

Acaba de dejar Galicia el hombre que le dio nombre a este blog.
Carlitos y yo nos conocimos en Cuba, él estudiaba sonido y yo edición. La primera vez que nos vimos fue en la parte trasera de la "guagua" amarilla que nos llevaba a Varadero. A mi me gustaba sentarme sobre la rueda de repuesto, viajar solita allí a atrás, pero cuando llegué un chico de cara india la ocupaba. El siempre cuenta que yo le tiré la mirada china, la que uno hace cuando cierra los ojos para maldecir a otro.
Con el tiempo yo descubrí quien habitaba tras aquella cara de latino. Carlitos ya era un mito, se decía de que él que solo comía azúcar y transistores, solo bebía refrescos de cola, en Cuba había la Tukola, y que podía imitar cualquier sonido, era como una orquesta andante.
Poco después él se convirtió en mi Principito y pintó en su puerta, junto a su Asteroide, una casita para la princesa, para mi. Llenamos la escuelita de cine de chocolatinas, de regalitos, de mensajes que ocultábamos el uno para el otro.
Sin duda yo vivía en un sueño y muchas veces pensaba que él no era real, que cualquier día desaparecería. Los dos nos subimos al carro de la fantasía y habíamos creado nuestro planeta interior del cual los dos procedíamos. El fue mi amigo invisible que a ratos se hacía visible.
Antes de llamarme Ichi, él me bautizó como el "señor gordito" o "don gordón". Pero un día descubrió una película llamada "Ichi, the killer", y finalmente aquel nombre se me pegó.
En su tesis final de documental, en los créditos, el último de los agradecimientos decía...
...y a los sueños de Ichi.
Como todas las historias de amor empezó con mucha magia. Carlitos era el ser más especial que jamás había conocido y tal vez eso lo destinó a la lejanía. Por alguna razón yo no encontraba la puerta que llegaba hasta su intimidad, que llegaba a reposar en su corazón. El era hermoso, pero yo lo observaba desde la distancia...
...y así pasaron los años.

Compartimos juntos la experiencia de estudiar en Cuba, conocí Colombia y el realismo mágico a través de su familia, donde los personajes de los libros de García Márquez se mezclaban con los de la familia García-Buendía. Carlitos dominaba y domina a la perfección el arte de vestir la realidad de magía, de exagerarla de una manera tan creíble que te puede hacer creer lo más absurdo. Yo estuve un año pensando que él había nacido en el mar, hasta que un día su papá me señaló el hospital donde nació en Cartagena... yo ya había sospechado tras ver el bravo mar de la costa de la playa de la ciudad. Indignada le pregunté: ¿pero tu no habías nacido en el mar? el me respondió: si, en el mar de la desgracia.
Tras el Caribe nos trasladamos a las gélidas tierras alemanas, en donde él vio caer terrones de hielo del cielo del tamaño de una casa, decía tras contemplar sus primeros copos de nieve.
Juntos llegamos a mis tierras gallegas en busca de trabajo... cuanto nos costó adaptarnos... hacernos un huequito.
Nos casamos para que pudiera estar tranquilo como Colombiano en España, y en el mundo. El tema de los visados era algo muy agotador, así que esa fue la mejor solución, y yo me sentía orgullosa de poder darle un poco de libertad, de saber que solo con un firmar un papel él podría moverse libre por el mundo. En vez de matrimonio lo llamamos "tratado de cooperación internacional".
El tiempo pasó y yo seguía sin saber como entrar en su corazón y poco a poco, la soledad, que me carcomía por dentro, terminó por alejarme de él por completo, no quería ser más Ichi y un día dejé la casa del principito y no fui princesa nunca más...
Tal vez lo más difícil que he hecho hasta ahora en mi vida, lo más doloroso, y por las formas, lo más deshonesto.
Los dos hemos aprendido mucho de aquella situación. Continuamos con nuestra amistad, y con el tiempo yo conocí con él lo que era el perdón ...y tal vez ahí habitaba aquel amor que yo tanto deseaba encontrar en él. Perdonarnos fue la mejor cura y la mejor lección de la vida que he podido tener.
Han pasado tres años desde que soy Isabel, la guerrera que sueña. Carlitos se ganó el corazón de mi tierra gallega y también la nacionalidad. En su pasaporte pone colombo-español-gallego... La semana pasada nos divorciamos, mientras firmábamos los papeles la abogada nos contaba los problemas con sus hijos. Realmente nada ha cambiado.
Hoy Carlitos regresa a Cuba como maestro y deja tras él una huella muy grande llena de palabras de su jerga... todos los que lo conocimos decimos: "man", "te voy a dar una gaznatá", "pendejo", "deje la pendejá", "la platica", "ay mijo", "pase sumerçé" "si es cagaaaa"...etc...
y todos conocemos las historias de su tio Yuri, tan responsable que a cada hijo le tiene una madre... que fue torero y ahora es vidente... nunca podremos saber cuantas historias son reales y cuantas se inventó el Carlitos.... pero, sin duda, la huella más grande la ha dejado en el corazón de todo aquel que haya tenido la suerte de conocerlo.

Uno de los primeros sueños que tuve cuando conocí a Carlitos es este.
"yo estaba sentada a la orilla de un lago, el campo era verde, con flores de primavera, y miraba como hipnotizada una llave que se encontraba sobre un nenúfar en el centro del lago. No había manera de llegar a aquella llave brillante, si me introducía en el lago las ondas que provocarían mi cuerpo en el agua podrían hundir la llave. Tras un tiempo de contemplación, en donde había abandonado el deseo de tener aquella llave, un pajarillo voló hasta el nenúfar y me la trajo en su pico. Al llegar a mis pies aquel pájaro se convirtió en Carlitos y juntos nos sentamos a contemplar el lago." y me desperté... recuerdo que con una gran calma.

Miles de lágrimas se me escapan al escribir y recordarlo... lágrimas bonitas de nostalgia... de alguna "nostalgia futura" que nos regala el "loco universo", con su recuerdo lunar... Ahora soy su hermanita del cielo.

Gracias Carlitos por pasearte por mi vida...por dejarme soñarte un rato.

domingo, 9 de octubre de 2011

difícil regresar

9 de octubre de 2011 Santiago de Compostela….

Han pasado dos meses desde que he regresado de mi estado mental por Asia. Realmente aunque llevo físicamente aquí dos meses, sólo hace un mes que me incorporé a la vida real laboral.

Y pasó lo que cabría de esperar de cualquier persona que se va libre en busca de aventuras y respuestas… el regreso es una gran ostia en toda la boca, en todo el corazón, en toda la mente… Todo el cuerpo se remueve, tiembla, y por dentro los órganos están perdidos buscando su sitio. Del golpe cada cual fue incorporándose donde podía y tal vez con las prisas no acabaron de colocarse en el lugar correcto.

Cuando uno viaja, cuando uno se va, aceptando lo que llega, como llega, se convierte en un ser libre. De esa libertad nacen muchas otras emociones, nace el amor, nace la sensación de que todo tiene un orden lógico, de que incluso los días malos, el sufrimiento, la muerte, tiene su orden lógico y entonces nada duele, todo es casi mágico, la luz se enciende dentro de uno, sientes el alma y ves con claridad.

¿Y que sucede cuando el viaje termina?

Los primeros días son de seguridad, de firmeza, la claridad te acompaña. Piensas que puedes con todo lo que llegue, piensas que conoces lo que es real y lo que importa, que en el viaje has construido una armadura perfecta, que brilla, que proyecta la luz que recolectaste en tus aventuras. Pero no es así. No para mi. Yo me fui buscando un cambio, buscando algo que intuía que existía, algo que sólo puede existir dentro de cada uno, esa lente que te infunde seguridad y verdad, pero volví atrás.

Decidí dar un paso atrás para ahorrar, porque sin dinero, sin comida en el estómago, la mente no quiere pensar bien, el corazón no quiere sentir bien. Y por ello ahora me encuentro de nuevo en la vida que había dejado. Pero aunque aparentemente parece la misma, uno no es el mismo, por lo tanto nada es igual.

Así que mi pregunta es,

¿Qué sucede cuando el viaje termina y uno regresa al punto de partida?

Sucede la hecatombe personal, emocional, mental. Sucede que nada tiene ya un orden lógico. Lo que antes tenía poco sentido, pero se entendía, ahora ya no se entiende, ahora no se quiere, ahora no tiene ningún sentido.

La gran caída al túnel de la incertidumbre, del dolor, llegó al cruzar la frontera española. Llegué haciendo el camino de Santiago francés. Pensaba que era la manera ideal de terminar mi gran recorrido espiritual. Tras los primeros 27 km, muy duros, de un desnivel de 1700m. llegué a España. En mi primer bar casi me emociono. Al pedir algo lo podía pedir en español. Hacía tiempo que no hablaba mi lengua y eso reconfortaba mucho. Pero tras las primeras palabras también entraron en mi todas las preocupaciones que el día a día llenan a uno de miedos. Me volví una mujer aparentemente responsable, preocupada por el trabajo, el país, la crisis. Preocupara por lo que todos están preocupados. Y por eso cuando me llamaron de mi antiguo trabajo no pude rechazarlo. Podría Haberme arriesgado con lo poco que me quedaba para seguir aquel camino, pero en ese momento lo sentí insuficiente, pensé que era hora de reposar y reflexionar sobre todas mis impresiones.

Me había enamorado en el viaje y en ese momento aquello era primordial. Pasar tiempo con el era lo importante y sólo podría si conseguía más dinero. La paradoja es que para conseguirlo tenemos que estar separados. Separar a dos personas que se aman y se necesitan en el momento en que todo está naciendo es como trasplantar una planta en flor. ¿Quien te dice que va a sobrevivir? Puede pasar, pero la planta va a sufrir y mucho.

Por lo tanto. Dos meses después de mi llegada, me encuentro sola, con un amor que late lejos, observando un mundo que no tiene ni un solo sentido. Observando a los que me rodean preocupados por ese gran sin sentido, como si al preocuparse todo vaya a cambiar. A donde mire todo es publicidad. Todo intenta llamarte, hipnotizarte, todo quiere hacerte presa del miedo del no tener. Del miedo de no ser nadie si no tienes nada. Todo está orientado a la inseguridad, a la indignación. Y contra que nos indignamos, si en nuestro día a día no podemos ser dignos con nosotros mismos, no sabemos ni lo que queremos porque lo que queríamos se fue transformando en lo que nos han dicho que debemos querer.

De repente, me despierto todos los días tras algún sueño apocalíptico, con muy pocas ganas de vivir. ¿De vivir en donde?, en que?…pensando que tal vez yo pueda crear mi fantástico mundo ideal, pero que más dá, si no se puede compartir, porque no hay quien pueda escapar de la inercia de la humanidad, ni yo misma.

De repente, tras el viaje y regreso al mundo laboral, todo es oscuridad. Y llego a plantearme si era mejor no conocer la luz y vivir con la esperanza de que tal vez exista y así seguir adelante con ese motor incombustible, o si tal vez hubiese sido mejor nunca haber partido. Vivo suplicando que algo o alguien me diga como vivir esta vida, así tal cual el mundo está, y sentirse igual de pleno como cuando meditaba bajo un viejo árbol al pie de los Himalayas. Sentirme igual de viva como cuando recorría en moto las estropeadas carreteras de Vietnam, con la cara llena de barro y el corazón lleno de amor.

El regreso es siempre duro, lo sé por viajes anteriores, pero ha de hacerse, ha de encontrarse el modo de volver, de ser un loco, de tener los oídos sordos y los ojos ciegos cuando no interesa. El problema es que casi nada interesa, y me paso el día ciega y sorda, perdida, esperando que algo casi divino llegue a todos para que el despertar sea algo alegre. Mientras leía a Herodóto ya vi y comprendí que le humanidad ha sido así siempre. Que el budismo dice que el sufrimiento es inseparable de la vida humana. Así que tal vez solo me quede creer lo que me apetezca creer para hacer mi día a día especial, da igual si es verdad o no, si es una fantasía o no, ya que afuera nada es cierto, nada es sincero… y está tan bien enmascarado que muchos llegan a creer que esa es la verdad. Y esos muchos, son tantos que se creen e imponen lo que piensan.

En fin, ya entiendo porque siempre he tenido sueños catastróficos, yo misma deseo que todo se acabe, que todo renazca. Como no desearlo.

Cuando estudiaba Cine escuché que un profesor decía que con el nacimiento de la Televisión se encendió una gran esperanza en muchos, en gente que se dedicaba a la comunicación, pensando que aquello era una gran herramienta que cambiaría el mundo para bien. Trabajo para la televisión y veo que en gran parte es una herramienta que no está en manos de gente de bien o gente con verdad. Me pregunto cómo se debe sentir aquel profesor cuando el curso del tiempo transformó la esperanza en el horror.

He de ser sincera, no digo que lo que escribo sea verdad, es solo el sentimiento del día de hoy. Sé que pase lo que pase yo seguiré intentando caminar en el lado iluminado de la tierra, yo seré guerrera y seré fiel a lo que creo justo, aunque sea tal doloroso, a pesar de todos los regresos.

domingo, 3 de julio de 2011

Asia, un estado mental

Hoy es 1 de julio, en 6 días empiezo el largo camino de regreso, dejo Asia. Antes de empezar este viaje estuve viendo la serie “Doctor en Alaska” y me encantó, pensaba que algún día quiero crear algo parecido. En uno de los capítulos finales se dicen dos cosas que me gustaron. Una es que en la vida uno conoce a la gente que tiene que conocer, nadie es casual. La segunda es que Nueva York es un estado mental. El protagonista pasa la serie queriendo regresar a Nueva York. Para mí el pedacito de Asia que he recorrido ha sido un estado mental.

Empecé este viaje con un curso de meditación, en su momento pensé en escribir todo lo que había sentido en el curso, quería compartirlo todo, pero los acontecimientos, todas las aventuras que llegaban a velocidades impredecibles, no me dejaban tiempo para escribir. Y con el tiempo decidí dejar madurar todo aquello en mi cabeza.
Durante aquellos 10 días mis sueños nocturnos me atormentaron. Desde que había llegado a Nepal no dejaba de soñar con situaciones de la vida normal, pero situaciones desagradables, se repetía una y otra vez la muerte de mi gatito Trapo (murió una semana antes de partir) y yo culpaba a mis padres por ello. Discutía con cada persona que conozco. Cada noche tenía una pelea diferente, con mi padre, mi madre, hermano, amigos cercanos… Ir a dormir era ir a discutir. Una noche soñé que una persona, la cual no me cae bien en la vida real, se moría. Un amigo se daba cuenta de que aquella persona se había muerto porque yo lo había deseado. Me habían descubierto, y yo había descubierto que mis deseos tenían una fuerza mucho mayor de la que yo pensaba. Aquella noche me desperté en el frio cubículo del centro de meditación con un miedo espantoso. Pasé horas despierta en cama sin poder dormir. Yo no quería tener malos deseos, no quería muertes. Durante horas temblé en la cama. Aquella noche fue la última discusión en sueños y empezaron los sueños de la deconstrucción. Un día soñé que en una ciudad, horrible ciudad, repleta de edificios clónicos, feos, había un hospital. En la última planta había una mujer dando a luz. Yo estaba allí y los médicos me ensañaban como se ayuda a dar a luz. Aquella mujer paria sin dolor. Yo no me lo podía creer. Pero ella dijo que se había preparado mucho para ello. El parto fue rápido y el niño estaba sano. De repente yo volvía a estar subiendo el mismo edificio del hospital. Esta vez no había médicos y yo debía ayudar a la mujer solita. De nuevo la mujer volvía a parir, con mi ayuda y sin dolor. Tras el parto una voz empezó a decirme… “ahora tienes que hacer -control z- (el comando pare deshacer acciones en el ordenador). Al parecer aquella horrible ciudad fue en un tiempo una bonita aldea rodeada de naturaleza, pero yo un día copié un pedazo de otra ciudad y le di a –control V- (comando de pegar) sobre la imagen de la aldea. Presioné el mismo comando tres veces y tapé casi por completo la aldea y su naturaleza. Ahora era momento de deshacer aquello. Pero si lo deshacía el hospital dejaría de existir, y aquella mujer seguía allí dando a luz una y otra vez. Subí otra vez a la última planta, en el camino me encontré con una amiga. Le dije a ella como debía ayudar a la mujer a parir, le prometí que no sería complicado, que ella podría hacerlo mientras yo desalojaba el resto del hospital. Cuando terminé, volví a la última planta, el niño había nacido, incluso ya hablaba, pero mi amiga me dijo que la mujer sufrió mucho aquel parto, que ella no supo ayudarle bien. Aquello me dejó muy pensativa… pero ya no había tiempo para pensar. Y presioné mi primer –control z- . Un grupo de edificios desaparecieron y ví los primeros árboles. También apareció una gran autopista, una salida de la ciudad. Yo debía seguir deshaciendo pero la carretera me llamó tanto la atención que tomé una bicicleta y me fui. Luego me desperté.
Durante los últimos días de mi curso de meditación soñé que estaba bailando y cantando junto con otras dos chicas. Había un solista principal, un chico que debía saber ver cuál era la cantante adecuada para él. Me escogió a mi y luego me tiró por un precipicio al río. Mientras caí yo le gritaba-¡Noo, noo, yo soy fuego, no puedo caer al agua!- Cuando toqué el agua ésta se convirtió en lava y yo tenía el poder de controlar la lava. Así que generé un torbellino de lava que me regresó a la superficie. Pero en la superficie ya no estaba el chico, del impulso de empujarme a mí el mismo se cayó en un agujero que había tras él. Yo construí una escalera de lava y le ayudé a regresar a la superficie…. Y me desperté. Dos días más tarde, durante la meditación vino a mi una imagen. Un bebé sentado frente a una gran puerta. El bebé lloraba sin cesar y una voz decía, -está llorando porque todavía no conoce el fuego-. Yo me asusté, no quería que el bebé conociese el fuego, pensaba que eso le quemaría, que le podría hacer daño, creía que había otra manera de entender el fuego sin quemarse. La imagen cesó rápidamente.

Muchos sueños han marcado este viaje. Sé que algún día los escribiré todos, ahora mismo es mi mayor motivación y reto. Pero voy a dejar de lado el mundo onírico y seguiré contando mi viaje.

Los primeros días del curso de meditación yo estaba especialmente irritada. Había conocido a tres personas que hicieron el mismo curso y nadie me había hablado del dolor. La meditación Vipassana consiste en pasar 10 días en silencio, sin leer, escribir, sin mirar a los ojos a los demás. Nos levantábamos a las 4 de la mañana y meditábamos hasta a las 9 de la noche. Había tres descansos para comer y una charla final. Durante el resto del tiempo, unas 11 horas al día, meditábamos, estábamos sentados con las piernas cruzadas. Estar sin hablar no fue complicado, pero estar tanto tiempo sentado era muy doloroso. A los 15 minutos las piernas empezaban a dormirse, me movía un poco para evitarlo y el dolor se pasaba a la espalda. Evitar el dolor era imposible. Yo pensaba que aquello era una pérdida de tiempo. Que estaba de vacaciones y con la meditación quería calma, no dolor. Aunque la idea es no pensar, mil pensamientos se apoderaban de mí. Al tercer día se me antojó un bollo preñado, al quinto solo podía pensar en comer chocolate. El cuarto me lo pasé cantando mentalmente, recorrí todas las canciones, series, dibujos, películas que me habían gustado. El sexto día no dejaba de pensar que todavía quedaban 5 días más. Cinco días de pesadillas nocturnas, de dolores diarios, de malos pensamientos. No podía evitarlo, especialmente en las horas de media tarde todo se veía negro. Me enfadaba, lloraba… seguía sin moverme, pero por dentro todo era puro torbellino y no uno agradable. Dolor, dolor y más dolor, muy real… (aunque lo que más me dolió fue ver caer mi cepillo de dientes en el agujero del urinario de suelo… el cepillo cayó ante mis ojos como en cámara lenta, se tiró de cabeza al agujero aquel por el que habrían pasado miles de restos fecales y meos de todas partes del mundo). A partir del cuarto día una de las reglas era que durante una hora completa, tres veces al día uno no podía moverse en absoluto. Horas eternas que terminaban con puñetazos a mis propias piernas para despertarlas. Cada día, antes de empezar aquella hora, cada uno de los alumnos estiraban las piernas, los brazos, parecía que en vez de entrar a meditar nos íbamos a subir a un ring de boxeo. Las charlas nocturnas ayudaban a entender el proceso. Básicamente era una operación de la mente sin anestesia, una cirugía que nos dolía, pero no había que escapar del dolor, porque el dolor es real. Lo que nos enseñaban era básicamente a concentrarnos en nuestro cuerpo. En recorrer mentalmente nuestro cuerpo, en sentir cada pedazo sin dejar nada, sin rechazar ninguna sensación y sin atarnos a ninguna sensación porque la mayor verdad es que todo cambia. No hay que pensar ni imaginar nada, lo único real es nuestro cuerpo. Un día le dije al profesor que no entendía que tenía de malo refugiarse en la imaginación, cuando lo hacía me olvidaba del dolor. Me respondió lo mismo, lo real es el cuerpo, si vienen pensamientos no es malo, es natural, pero no hay que atarse a ellos, hay que dejarlos ir.

Junto a mi siempre estaba sentada Natasha, que luego fue mi compañera en el trecking del Everest. A ella no la escuchaba moverse, me daba una rabia. Y cuando lo hacía yo me sentía con el derecho de moverme también. Al frente estaba Anna, alemana, ella se movía mucho, finalmente necesitó una silla por causa de los problemas de espalda. La otra extranjera era Pak. Pak se sentaba en frente a la hora de la comida. Su cara siempre estaba serena. Yo jugaba a adivinar cual sería su nacionalidad. Podría ser China, Coreana, Japonesa. Luego había otras 5 mujeres nepalís. Una no dejaba de eructar constantemente y con mucha fuerza. Aquellos sonidos si estaban permitidos. Otra se veía triste, frágil. Al mediodía siempre se tumbaba en la hierba, tumbada parecía una niña pero en su rostro había cientos de hermosas arrugas y su cabello era todo gris. La otra tenía cara de enfado eterno y otra con grandes dientes siempre sonriente. Un día la señora que no dejaba de eructar entró en mi cuarto a fisgonear. Yo estaba en el baño y la ví, pero no le dije nada, no podía. Se suponía que no nos debíamos mirar pero aquella señora me miraba constantemente. Un día se acercó y me habló. Me dijo que yo era igual a su hija emigrada en Estados Unidos.
Me esforcé mucho por seguir todas las normas, con fe ciega. Había momentos que inevitablemente me refugiaba en la imaginación o me ponía a cantar, pero las tres horas sin moverse las seguía a raja tabla. El sexto día realmente fue el más duro, todo me parecía una tontería. Y rompí una de las reglas, leí. Leí lo único que tenía para leer, ya que los libros los dejamos en una taquilla. Y lo único que tenía para leer era la etiqueta de mi gel de baño, que dice lo siguiente… “un dulce gel de baño en crema que evoca el encanto de un paraíso desconocido. Déjate envolver por su fragancia en la que destacan las notas de coco mezcladas con un toque goloso de caramelo sobre un fondo de ligeras notas dulces. Disfruta con el placer de un intenso perfume combinado con una textura cremosa y nutritiva. Modo de empleo: comienza el ritual del baño disfrutando de su delicioso aroma al verter una cantidad de gel sobre una esponja o directamente sobre la mano. Siente su textura al extenderlo con un suave masaje sobre la piel mojada. Para finalizar tu momento de relax, aclara con abundante agua”. Dios santo querido, por todos los Budas… ¿qué me estaba diciendo aquel gel de baño?¿ Porque un gel de baño me tiene que decir cómo sentir?¿porque un gel de baño insiste tanto en las sensaciones? Sea como sea, me hizo reir… yo misma encontraba cada día el mayor placer del mundo lavando mi ropa. Cada día lavaba una prenda sólo por sentir el agua y jugar con ella. Estábamos tan limitados de otros estímulos que algo tan simple se convertía en una delicia.
El séptimo día nos llevaron a meditar a otro lugar, bajo la pagoda, en celdas individuales. Sentí el aire de aquel lugar muy distinto, me relajé más y lo disfruté mucho. Era como una excursión, aunque yo hacía lo mismo, estar sentada y sin moverme. El octavo día ya estaba más concentrada, sobre todo pensando que aquello se terminaría enseguida. Ya no sentía tanta ira, y había comprendido varias cosas. Me di cuenta que había una serie de pensamientos que se repetían una y otra vez, me di cuenta que era lo que realmente me preocupaba, pude focalizar un poco más. El noveno día me encantó. Todo me costaba un poco menos y durante el descanso del mediodía me tumbé a tomar la siesta en la hierba. Crucé los brazos sobre mi estómago y me sentí… disfrutaba solo con el tacto de mi propia piel, me gustaba abrazarme, tocarme las manos. Al mismo tiempo una imagen me vino a la cabeza. Me ví a mi misma en una pradera tumbada al sol y junto a mi había un chico. Estábamos cogidos de la mano y nos mirábamos sin hablar, nos mirábamos y nos sonreíamos. Luego él se levantaba y se marchaba. Yo me quedaba allí sola, pero sabía que lo encontraría otra vez.
Llegó el décimo día. Empezamos como siempre a meditar a las 4 y media, luego a las 6 y media desayuno, vuelta a meditar durante una hora sin movimiento alguno. Era el último día y tras la hora de silencio hicimos un ejercicio nuevo llamado Metadanma. Consistía en envíar amor a uno mismo y a todos los demás. Consistía en compartir aquello que habíamos aprendido. Por fin me podía dejar llevar por la imaginación… y me ví a mi misma trepando un árbol gigantesco. Cuando llegué a la copa un dragón me recogió y me llevo a volar por una tierra ideal. Junto al mar había una hermosa ciudad donde todo el mundo sonreía, los campos eran verdes, los árboles brillaban, el aroma era floral. Había un río, seguí la corriente y llegué a una pequeña cascada, tras ella las enormes montañas que delimitaban la zona. En un campo, junto a la cascada encontré al chico que había imaginado unos días antes. Se subió conmigo al dragón. Le pregunté que quería ver y el me dijo que el desierto. Así que sobrevolamos juntos las montañas y llegamos al desierto. Pero no sólo encontramos arena, encontramos otros pueblos, distintos a aquella ciudad inicial, con otras costumbres y nos divertíamos descubriendo sus diferencias. Luego regresamos a nuestra ciudad, la sobrevolé muy cerca del suelo y encontré en ella a mi familia, mis amigos a toda la gente que había pasado por mi cabeza durante los días de meditación. Todos estaban llenos, plenos, y contentos. Si, aquel era un mundo maravilloso. Regresé al chico al pie de la cascada donde lo había encontrado. El dragón me dejó a mí en la copa del árbol. Lo descendí y mientras bajaba, afuera, en mi cuerpo alguien me movía el brazo y me decía que era hora de salir, que ya se había acabado el silencio y que podíamos salir y hablar.

Yo quería que mi primera palabra fuese amor o compasión o alegría. Pensaba salir y echar a correr hacia mi cuarto y decir estas palabras. Si veía a otras personas lo primero sería ¿Qué tal? ¿Cómo te sientes?. Pero no fue así. Natasha y yo fuimos las últimas en salir. Las demás mujeres ya estaban afuera. Así que cuando abrí la puerta ellas estaban esperando con una gran sonrisa en la cara. La primera mujer que vi, que me miró a los ojos y me sonrió fue la que parecía estar siempre enfadada. Ella sonreía pletórica y la primera palabra que me dijo fue “namasté” . Y mi primera palabra fue Namasté. Mis primeras palabras fueron todas Namasté. Y tras ello rompí a llorar. No podría explicar la emoción que sentí. Yo misma estaba sorprendida. Sentía que acababa de vivir toda mi vida intensamente en diez días, sentía que de repente me había muerto y estaba naciendo de nuevo. Y que no estaba sola. Había un mundo esperándome lleno de sonrisas. Ahora, mientras escribo los ojos se me vuelven a empañar recordando aquella sensación. Mas tarde me encontré a otro de los estudiantes, un señor mayor con el que había hablado antes de empezar el curso. En su momento no me cayó muy bien por lo que le dijo a mi compañera alemana.. –Alemania tuvo a Hitler, Nepal a Buda-. Pero esta vez él se veía diferente y el me vio diferente y me dijo: -tu sonrisa es mejor, acabas de ganar una guerra”.
Aquel día todos hablamos de nuestras experiencias mientras seguimos meditando pero con menos rigor. Conversé con Anna y Natasha sobre el dolor. En aquel momento yo seguía diciendo que no me parecía justo que hubiese que sufrir tanto para liberarse. Ellas ya entendían que el dolor era parte de la vida, otra parte más y que todo cambia. Yo estoy empezando a aceptarlo ahora a regañadientes. Luego hablé con Pak, que no era ni coreana, ni japonesa, ni china, era rusa. Y Pak era su apellido, su nombre era Sivitliana. Su familia de origen era Coreana, con la guerra había emigrado a Kurdistán (creo)y luego los había expulsado a Rusia. La mujer que decía que me parecía a su hija no dejaba de abrazarme una y otra vez y me decía (chori-hija en sanscrito). Cuando nos despedimos lloró pensando que se despedía otra vez de su hija. Al día siguiente nos reencontramos de casualidad en un autobús y nos invitó a mi y a Natasha a comer a su casa. Me enseñó las fotos de su hija y creo que no me parezco en nada.

Mi otro gran momento espiritual llegó en Camboya. Tras ver el templo de Beng Maelea, que Kenny me había recomendado, seguí un camino que había tras las ruinas y llegué a un río donde unos niños jugaban. Ellos se deslizaban sobre las rocas, patinando, en ocasiones se caían y acababan dándose un buen golpe y cayendo en un agujero del rio, luego salían a la superficie riéndose de su propia caída. Mientras los veía decidí empezar mi nuevo diario. Aquellos días estaba terriblemente triste, viajaba sola otra vez y no sabía que hacer a mi regreso. Pero escribí que tal vez la clave estaba en aquello que veía, que había que jugar, arriesgarse y patinar y si uno se caía pues nada, el río te recoge, sales a la superficie, te ríes de ti mismo y vuelves a jugar. Mientras escribía esto tres niños se acercaron y me invitaron a jugar con ellos. Yo les dije que solo me mojaría los pies. Me acerqué a las rocas, metí un pie y cuando di el siguiente paso me resbalé y caí con toda mi ropa al río. Una vez mojada solo me quedaba disfrutar del momento. Fui a las rocas donde patinaban y me puse a patinar, y claramente me caí otra vez. Mi cuerpo se deslizó hasta el río. Me sorprendió que aquel tramo de río era muy profundo. Todo mi cuerpo se sumergió. Tal vez estuve bajo el agua un segundo. Pero yo lo sentí eterno, sentí miedo porque no sabía que había en el fondo de aquel río, temía por las cobras, mi cuerpo se sumergía más y más y no tocaba el fondo. Tomé fuerzas y salí a la superficie, afuera los niños se reían de mí y yo me reí con ellos.

Otro de mis grandes aprendizajes ha sido la importancia de la diversidad. La necesidad de que existan las diferencias para poder sobrevivir en todos los ámbitos. Lo que no tiene uno lo tiene el otro y en vez de ver en ello un problema, ahora entiendo (o intento entender) que no es motivo para desilusionarse si no para aprender. Lo aprendí observando la naturaleza con mi familia nepalí a nivel general, disfrutando de la diferencia de las culturas, y lo aprendí a nivel personal viajando con Kenny (que esa es otra gran historia, con sus sueños, pero para otro momento).

Todo mi viaje hasta ahora ha sido como aquellos 10 días de meditación. Dulce y amargo también. He meditado a ratos, no todos los días, pero he pasado por mil emociones, he vivido intensamente, he sido muy feliz, he amado y me han amado, pero también he tenido que decir adiós, he llorado, he estado sola, muy sola, he pasado por infiernos internos donde cada vez que miraba al futuro sólo veía un agujero o un precipicio, he aceptado todo cuanto me ha llegado, cada emoción, y cada persona… y espero poder seguir entendiendo que todo cambia, que todo está en movimiento, espero seguir aceptando. Todo un trabajo personal que no ha terminado todavía. Todavía me queda el camino a casa y estoy deseando ver las sonrisas de la gente que quiero, y aceptarlos como son, quererlos sin reproches, aprender de sus diferencias y jugar.

Pd: Namasté es el saludo habitual en Nepal, es como decir “hola”, y normalmente lo acompañas con una breve reverencia. Hoy mismo he querido encontrar el verdadero significado, ya que en sanscrito nada es casual, y esto es lo que me he encontrado.
Wikipedia:
Proviene del sánscrito namas: ‘reverencia, adoración’, y te (dativo del pronombre personal tuám: ‘tú, usted’): ‘a ti, a usted’.Según algunos autores,el término namas a su vez se puede dividir —por las reglas del sandhi (división de las palabras)— en na: ‘no’, y ma: ‘mío’. Implicaría la ausencia del concepto de propiedad (esto no es mío).
Otra fuente
“Namaste”, acompañado por un gesto tal como un cálido abrazo o una reverencia respetuosa es reconocimiento de la profundidad y de la unidad del espíritu que envuelve todo.
Namaste no significa Buenos Días, Buenas Tardes o Buenas Noches. No es Hola o Adiós, es mucho más que eso. Es un reconocimiento total y completo del espíritu que mora en el interior el que se expresa internamente y sin forma.
Namaste es tan profundo como el manantial más profundo y tan dorado como la luz del sol, pero muchos lo consideran pasado de moda y en consecuencia ha dejado de ser una cortesía.
Reducido de rango, ha sido reemplazado por saludos más comunes y superficiales, tales como aquellos que reconocen lo que uno mismo ha estado haciendo últimamente, en lugar de ser simplemente la palabra viva de Todo Lo Que Es.



jueves, 30 de junio de 2011

la vida es matemáticas

domingo, 26 de junio de 2011

Laberinto mental

He seguido escribiendo para mi, mi blog personal. He seguido escribiendo en mi memoria con toda intensidad cada vivencia de los últimos meses... y he visto como mi mente ha ido cambiando, como algunas perspectivas han cambiado.
Como en todos los viajes he pasado por momentos un poco más difíciles... y todavía no he salido de ellos. He hecho lo posible por acercarme a la realidad y la realidad me ha atrapado. No puedo entender y aceptar todo lo que desearía todo lo rápido que me gustaría, todo tiene sus procesos y lleva funcionando así muchos años.
Sigo despierta, muy despierta...y no es tan fácil.
Sigo viajando pero ya no tengo fuerzas para seguir, no en este viaje. No con las mismas intenciones. Tengo mis respuestas y ahora solo extraño estar en casa, que es el mejor lugar del mundo.

sábado, 30 de abril de 2011

LOS SUEÑOS DE ICHI VIAJANDO

Begnas, Nepal 13 de abril de 2011
Los sueños de Ichi
Aunque mi intención para este blog era escribir esos sueños que aparecen mientras dormimos… me ha parecido que viajar es también una manera de soñar, así que aquí mismo quiero dejar la memoria de mis aventuras, pensamientos, sentimientos y todos aquellos momentos e historias especiales para que nunca mueran o el transcurso del tiempo los corrompa.
Ya llevo dos meses de viaje y han sido ya incontables todas las cosas que me han despertado algún tipo de reflexión o emoción, así que desde la distancia intentaré escribirlas lo más fielmente posible.
Empiezo por el principio, por presentarme y explicar porque viajo…Mi nombre es Isabel, soy una soñadora en todos los sentidos, sufro la sed del conocimiento y entendimiento y quiero profundamente aprender a vivir con todo lo que la vida implica y le rodea… en este blog expondré lo más sincera y honestamente que pueda los descubrimientos del viaje.
Muchas son las razones que me han llevado a emprender este viaje y ninguna es más importante que la otra, simplemente han sucedido así. Por un lado hace ya mucho tiempo me propuse dar la vuelta al mundo antes de cumplir los 30, pero en el transcurso de los últimos meses he decidido que prefiero pasarme la vida entera viajando, así que en vez de dedicarle el mundo a un solo viaje, prefiero ir por partes… y ya que el contagio de viaje es una enfermedad incurable (como dice Kapuscinki en el libro que me acompaña) no tengo ninguna prisa. Por lo cual en vez de correr de un lado a otro voy a deleitarme un poco más que cada área. Con 30 años, dos meses y 6 días la zona elegida fue Asia.
Además se han juntado varias circunstancias personales que me empujaban a buscar otra alternativa de vida. Llevo ya 4 años sumergida en la vida laboral… y aunque le he dedicado mi tiempo de estudio al audiovisual con verdadera pasión con la esperanza de algún día poder reflejar mis sueños… el mundo laboral resultó ser otro cosa … Así que el sueño del fantástico séptimo arte se me ha ido deshaciendo hasta aborrecer todo lo que le rodea. He aprendido mucho trabajando, tanto de la vida como de la profesión y de relaciones personales,… pero realmente esa no es la vida que quiero, no de la manera en que he realizado mi profesión hasta ahora. He aprendido lo que se siente teniendo un sueldo mensual y lo que cuesta ganarse la vida… He crecido en un mundo capitalista, aunque quiera evitarlo soy una consumista más, así que el dinero siempre se presenta como una meta a través de la cual conseguir más y más viajes… Pero he aprendido algo que ya hemos escuchado todos, el dinero no da la felicidad. Ahora no quiero trabajar por dinero, ahora me preocupa el tiempo. Quiero emplear mi tiempo de vida en algo realmente útil, quiero sentir que mis esfuerzos de cada día no sirven simplemente para tener un sueldo a fin de mes… quiero vivir convencida de que cada día tiene su sentido, que con mi existencia la vida de otros se ve enriquecida de alguna manera… tal vez sea una pretensión demasiado grande, pero mi única intención es ser buena para los demás y agradecer así algo tan grande como la vida misma. Hace unos días subí hasta el monasterio de Kopán en Kathmandú. En las puertas estaba escrito el sentido de la vida. Que fuerte pensé yo, todos buscamos esa respuesta, y ellos te reciben a las puertas del templo con semejante afirmación… fue muy fuerte también mi alegría al leer que yo ya había encontrado esa respuesta. Decía que si le dedicabas tu tiempo a la felicidad de los demás encontrarías la tuya propia y el sentido a vivir. Por lo cual uno de los grandes motivos de este viaje es encontrar de que manera puedo ser útil, esta tarea se presenta muy muy difícil, así que debo estar muy atenta, escuchar todo, observar todo, ver como se vive en otras culturas, como se ganan la vida otros viajeros… y tal vez así me llegue la inspiración, porque tengo muy claro que no puedo volver al mismo modelo de vida, no funciona y encontrar el motivo del porque no funciona también es una de mis preguntas.
Otro de los grandes motivos por el cual me he decidido por Asia es mi creciente sed espiritual. Llevo soñando cosas increíbles toda mi vida, buscándole una explicación racional, indagando en el psicoanálisis, pensando que tanta imaginación nocturna era producto de una mente enferma que gritaba desesperada por una cura. Ahora sigo mis sueños, mis instintos, como si fueran una bendición y disfruto mucho con ello. Supongo que cada uno ve la realidad como se le antoja, pues yo he descubierto que vivir en una fantasía sea real o no, despierta mi alegría… Aunque ser espiritual no es ninguna fantasía realmente me sumerge en un mundo nuevo lleno de posibilidades…, es aprender a mirar la vida con todo lo mágico que hay en ella, es saber que todo tiene un motivo más allá de los límites de lo puramente lógico, que nada es casual, que la naturaleza entera nos habla y la espiritualidad nos enseña a traducir los mensajes que nos regala. Mi primera aventura de este viaje ha sido un curso intensivo de meditación, en el aprendí que ser espiritual es conocer el “arte de saber vivir y saber morir”. Vaya dos grandes hazañas, dos grandes expresiones artísticas nada sencillas. Yo vivo mi espiritualidad viviendo la vida… no estoy recluida en ningún monasterio o convento… me dedico a observar, observo a los demás y a mi misma, y luego paso a la acción…me muevo y me pongo en nuevas situaciones para ver que sucede dentro de mi misma… con paciencia…y Meditando estoy aprendiendo a entender los funcionamientos de la mente. “La mente” ese personaje inmenso que nos atrapa, nos envuelve y nos engaña muchas veces. Por lo cual otro de mis propósitos de viaje es aprender a trabajar con la mente y el corazón en harmonía. No estoy orgullosa de cosas que he hecho en el pasado… todo nace como un pensamiento y algún día tiene su reacción… quiero mejorar, quiero que de mi mente nazcan creaciones sanas. Creo en Dios, pero en esa palabra “Dios” ya no puedo creer más, así que prefiero decir que creo en el Universo, en la Naturaleza. Por lo tanto para mi ser espiritual es saber escuchar la naturaleza y vivir con ella, en su alegría. Creo que todo lo imaginable es posible de algún modo. Y aunque suene demasiado romántico o incluso rozando la locura, tengo la extraña sensación de que algo he de descubrir en este viaje espiritual, algo me está esperando.
Otro de los grandes motivos del cual no puedo escapar por más que sea un tópico es que soy una mujer de 30 años… y quiero empezar a construir mi proyecto de vida, quiero empezar a sentir que voy en una dirección. Quiero algún día tener familia y de repente la sensación de que el tiempo apremia se ha hecho mayor. .. y creo que para ello he de tener ciertas cosas claras primero… yo no pienso en tener mi piso, estar casada, mi empleo fijo y todas esas cosas que mucha gente cree necesarias. Yo quiero pensar que si algún día voy a realizar tan gran aventura como la de traer otra vida a este lugar y tiempo quiero poder entender primero porque he venido yo a la vida… quiero poder decirle que cosa es el mundo y porque existe en él el dolor… quiero saber enseñarle como se curan las heridas… Muchas veces pienso que tener un hijo es un acto egoísta de una gran irresponsabilidad, es algo para mi propia realización personal… pienso que cuando uno planea tener hijos todavía no los ama, no los conoce, entonces como puede ser que los desee si no es por la propia experiencia, para el propio crecimiento personal. Se suele decir que le debemos todo a nuestros padres, que nos han dado la vida, que nos han criado y alimentado, es cierto, pero creo que debería ser una relación más igualitaria. No soy madre y sé dice que no hay cariño más grande que el de una madre por su hijo, pero al fin y al cabo ese cariño está siendo experimentado por la madre, ese amor tan grande habita en la madre, ¿acaso no es eso una gran fortuna? … claro que quiero sentir ese amor y poder mostrarlo y darlo, entregarlo entero… Pero el amor, ese es otro gran misterio… ¿Cómo se entrega? Es otra de mis grandes preguntas para este viaje. El amor en todas sus expresiones.
Son muchas preguntas que tengo para este viaje y soy consciente que no todas las respuestas están concentradas en siete meses de vida nómada a través de Asia. Este viaje no es de placer, aunque disfruto mucho, es realmente un trabajo muy laborioso que implica estar muy abierta, receptiva, atenta, saber escuchar y saber entender…todo con humildad. Una de las premisas que me he propuesto es aceptar las cosas tal como lleguen, no imponer mi voluntad, no disgustarme cuando la realidad tome caminos inesperados, sólo aceptar y entender la filosofía del movimiento… y ello implica aceptar también mis propias emociones, observarlas sin rechazarlas o atarme a ellas… Seguiré viviéndolo todo desde la fantasía porque esa es mi manera de sobrevivir, pero intentaré que nazca siempre desde la realidad.
Por lo cual, el día 5 de febrero salí de casa con las siguientes preguntas:
¿Por qué el sufrimiento en el mundo y porque tenemos que pasar por el para aprender?
¿Cómo vivir unos con los otros sin hacernos daño?
¿Cómo emplear mi tiempo de una manera útil para la sociedad y ganarme la vida con ello?
¿Qué velo he de descorrer para entender el porqué de una necesidad espiritual?
¿Cómo se entrega el amor?
Y con las siguientes premisas:
Aceptar
Ser humilde
Ser paciente
Sentir y pensar por igual
Disfrutar
Soñar
Y sobre todo VIVIR


Heathrow…7.2.11
En Londres son las 5 y media pm. Estoy frente una cristalera viendo los aviones salir. Cada minuto, más o menos sale uno. A mi lado hay dos niñas con su padre jugando a averiguar que país es el destino de los aviones, America, China, Kenia…etc.
Hay viajes que empiezan un día antes de salir volando, otros, meses antes… pero este empieza muchos años atrás…
Para mi el viaje no es sólo el espacio de tiempo que transcurre entre el primer paso hacia el vuelo y el último tras el despegue… En el momento que se decide partir algo nace dentro, ese algo genera ilusión, motivación, miedos…miles de emociones y pensamientos pasan por dentro sólo con la idea de que algún día se estará viviendo una aventura en un lugar nuevo…
El viaje en el que estoy ahora ha empezado cuando tenía 9 años. Nos habíamos mudados de Outes a Arteixo. Yo pensaba que ya no estaba en Galicia, me sentía como Rosalía de Castro en sus poemas, ya no había ríos, ni fuentes, ni vista de mis ojos… sólo coches, fábricas, edificios feos y gente hostil. Fran, mi hermano, tenía el Tente, piezas grandes de construcción, tipo Lego. Una de las mejores cosas del Tente eran dos pares de ruedas. Así construí mi primera Caravana. Los muñecos de Playmobil eran ideales para las piezas del Tente, tenían sus asientos, sus camas… Así que un día preparé con mis playmobil el viaje que ahora estoy haciendo. La idea era partir hacia el Este, de regreso a mi hogar…
La casa de mis tíos, donde vivíamos era muy grande y tenía dos habitaciones sin ocupar, sólo las usaban cuando venían de Suiza por vacaciones… Así que con la caravana viajamos hacia aquellos cuartos desconocidos en busca de aventuras… Ahí nació mi deseo por viajar…
Mi primer destino hace 11 años fue Londres… ya he viajado mucho desde ese otro Heatrhow… pero este viaje hacia el Este es diferente. Este es realmente una aventura… La gran diferencia con mis playmobil es que yo viajo sóla y aunque una parte de mi está triste por ello, otra sabe que ha de ser de este modo, que hay algo que es para mi y no puedo arrastrar a nadie… a pesar de que he pasado los últimos años buscando en una pareja mi compañero de viajes…y bueno… nunca ha funcionado.
De todos modos aquí estoy ahora, nunca me he sentido más fuerte emocionalmente... tengo miedos, claro… pero tengo más fe, más confianza en el universo que nunca… así que me toca ser libre y dejarme llevar…
Personajes de ayer: Irenita y el hombre Andaluz (Manolo)… descubriendo a Dios en el arte.

2 de marzo de 2011 Sauhara, Chitwan, Nepal…
Hace tres semanas que llegué a Nepal, han pasado rápido aunque a la vez han sido intensas y de todos modos todavía me siento en Galicia, todavía no he me he despegado del todo…



Kathmandu, 31 de marzo de 2011
Ayer se fue Natasha y con su partida la última despedida al Oh my Buddha team… los compañeros ideales para recorrer los Hilamayas en busca del Everest.
Este tiempo con ellos he recordado que la luz y el color de los lugares están teñidos por los ojos de los que te acompañan y comparten contigo la alegría de descubrir. Hoy no me puedo imaginar como sería llegar al Campo base del Everest sin ver a Xavi, Natasha y Kenny conmigo allí…tal vez ellos estén ahora en otras partes del mundo pero en mi mente siguen en los Himalaya…
Sigo viendo a Xavi buscando más mantas por las habitaciones abiertas de los gélidos refugios donde dormíamos, lo sigo escuchando diciendo “Can´t wait” cada vez que Kenny nos alertaba de que lo peor estaba por llegar… en mi mente el sigue jugando una partida infinita a las cartas y engañándonos al “burro” haciéndonos creer que ya lo tiene y acabar retorciéndonos de la risa…el sigue cuidándome mientras yo estoy tirada en el salón del refugio en Tengboche tras una noche de vómitos… Xavi sigue posando pintorescamente delante de una inmensa montaña…el todavía busca por las montes de Namche a Kenny y a Natasha la noche que no regresaban de Gokyo…Xavi sigue diciendo “Bocalayo”, hambre en Nepalí, esperando que así su plato de comida sea muy grande… en mi recuerdo yo misma estoy junto a Xavi a punto de morirme de la risa, sin aire en los pulmones, llorando lagrimones, a punto de mearme, pero sigo y sigo riéndome, con el me olvido que mi estómago no soporta la comida y que por las noches casi no duermo, con Xavi todo sigue siendo alegría… Sus ojos son azules y a su lado mis Himalaya también eran azules. Todavía me sigo riendo cada vez que recuerdo el día en Chitwan, cuando regresábamos de la fiesta de Shiva… el templo quedaba un poco alejado del pueblo y a la ida nos tomó un buen rato llegar.. así que de regreso Kenny propuso lo que parecía un atajo, Xavi todo serio dijo: “ no se os ocurra hacer esto cuando estemos en el Everest”… dando por hecho que nos perderíamos… y sí.. tres semanas después, tras el Chola Pass nos perdimos durante unas 3 o 4 horas en medio de la niebla, vaya aventura, yo superé el record de caídas de culo por minuto… un pastor de Yak nos encontró y todo acabo bien, ahora es una anécdota que podremos contar a nuestros nietos y demás. Gracias Xavi.

Natasha a estas horas debe de estar sobrevolando el Atlántico camino a Dember pero para mi ella está con los ojos muy abiertos disfrutando como una niña ilusionada de cada paisaje, de cada árbol y cada montaña, ella sigue deleitándose con las rocas sin vida, los glaciares, los picos, todo, todo le encantaba… cuando uno ya estaba cansado del mismo paisaje deshabitado ella encontraba algo especial donde reposar su vista y encantarse con la naturaleza y finalmente acababa por contagiar su emoción… estábamos en el techo del mundo, los Himalayas y con ella todo era simplemente maravilloso… Tendría que haberme imaginado su pasión por las montañas el día que me mostró su tatuaje, la montaña Natasha dibuja su cadera y algún día será la cordillera Gran Natasha… Por mis recuerdos Natasha sigue masticando y masticando la comida 48 veces antes de tragar, con ella siempre teníamos sobremesa… ella sigue durmiendo plácidamente en la cama de al lado y a veces, cuando hace mucho frio, en la misma cama…y sigue hablando Japonés, Nepalí, Sherpa y toda extraña lengua… sonriendo, siempre tranquila, siempre serena… con su mochila, casi más grande que ella, siempre adelante… tan pequeñita y tan fuerte… ella dijo que en Kalapatar uno siente que es real el mito de que aquella grandeza de montañas le hace sentirse a uno muy pequeño… en ella se hace real la frase de “ una mujer pequeña pero inmensamente grande”… Juntas hemos recorrido la purificación que supone superarse a si mismo durante la travesía y durante el curso de meditación… asi que en mi recuerdo Natasha no sólo sigue en las montañas eternamente, ella también está sentada a mi lado, como Buda, inmóvil, yo nunca la escucho moverse… verla a ella fuerte, aguantando las horas de dolor de piernas, las mismas piernas que días más tarde tendrían que subir a 5400m. de altura… sentirla a ella a mi lado me dá fuerzas también… Natasha medita para siempre conmigo y las dos seguimos mirando las estrellas por la noche en el cielo de Lumbini, donde Buda nació. Los ojos de Natasha son marrones, como los Himalayas, como las montañas… y en mi recuerdo yo estaré siempre al lado de ella fascinada con su amor por las montañas. Gracias Natasha.

Aunque Kenny esté ahora disfrutando con Xavi de Tailandia él estará para siempre conmigo caminando el último tramo hasta el campo base del Everest… una vez en el campo base me subí a lomos del, sobre su cuello... yo pensaba que tal vez aquel no era el punto más alto del mundo, aún quedaban 3000m. más… pero allí estaba yo, a los pies de la montaña más alta y si me subía sobre Kenny seguro que no habría nadie en el mundo que hubiese estado más alto en aquel punto… nadie hubiese mirado la puntita del pedazo de tierra más elevado subido a alguien tan alto. En mi mente Kenny sigue sacando una y otra vez el mapa para volver a comprobar la ruta que ya nos sabemos de memoria… el sigue preguntando si es posible atravesar el Chola Pass y cuantas horas nos tomará… nunca olvidaré su sonrisa el día que atravesando un lago congelado se cruzó con unos Sherpas cargados hasta no poder más… a lo lejos estaba Kenny, hablando con ellos, luego se giró y sonrió hacia nosotros… el mensaje era claro, aquellos hombres venían de atravesar el Chola Pass y si ellos podían nosotros también… y así lo hicimos y fue increíble. Kenny sigue diciéndome como subir pasito a pasito, como organizar mi mochila, me pide que comparta el peso extra y sigue recordándome que camine derecha para poder llegar al final, al Everest. El todavía sigue contento al ver que a pesar de todo yo conseguí llegar al Campo Base, que los 4 juntos lo hicimos, sigue diciéndome que soy fuerte…Kenny todavía espera que yo diga una vez más la palabra “happy”. El sigue charlando conmigo sobre la posibilidad de un mundo mejor junto a la chimenea en Dragnag…En mi recuerdo Kenny está enamorado de la montaña Amadablan y la mira eternamente. Los ojos de Kenny son verdes, a su lado mis Himalayas eran profundamente verdes. En el mundo de mi imaginación yo seguiré siempre junto a Kenny, observando la naturaleza, con el corazón lleno. Gracias Kenny.

Y yo, yo sigo en cada árbol, montaña, pico, en la nieve, en los ríos, los puentes colgantes, en los rostros de los Sherpas, sus sonrisas dulces, en el cariño de Ama, nuestra abuelita de Namche… también en los momentos débiles, en la angustia de no respirar pero continuar, en las noches de insomnio…sigo enferma mirando por la ventana como los monjes se divierten esquiando en la nieve recién caída… sigo en los cielos más azules y las noches más estrelladas…
Hay muchos momentos inolvidables, muchos lugares que siempre recordaré y ahora estoy inmensamente feliz de poder tener para siempre todo esto en el cajón de mis recuerdos, todo teñido de azul, marrón y verde, como los paisajes en los Himalaya…


Pokhara, 2 de marzo de 2011
Todavía me estaba recuperando del vacío que las despedidas de mis compañeros de trekking habían dejado cuando de repente me hallé a mi misma corriendo colina abajo… Igual que en uno de mis sueños sólo tenía que dar unas zancadas y a los pocos segundos mis piernas ya no galopaban sobre la tierra, lo hacían sobre el aire… No sentí nada de vértigo, nada de miedo, sólo me dejé llevar y la sensación era muy natural, como si lo hubiese hecho toda mi vida, como si volar ya estuviese escrito en mi código genético y una paz inmensa se apoderó de mi.
Junto con la sensación de paz la alegría me llenó de nuevo… hacía unas horas seguía recorriendo los Himalayas mentalmente, pensaba que mi viaje ya había tocado su punto más álgido, pero no… empecé alto, para poder llegar todavía más y más alto… Volvía a tener los Himalayas de fondo, pero esta vez los contemplaba desde el aire y a mis pies el maravilloso lago Phewa Tal lo pintaba todo de verde… Estaba volando, por primera vez en mi vida y sé que no será la última… los últimos años me he sacado el carnet de conducir y con mi furgoneta Fujur aprendí a manejarme por tierra… más tarde, pensando en lo mucho que me gusta viajar decidí quitarme el título de patrón de barco y empecé a manejarme en el mar… ya solo me quedaba el aire y ahora tengo claro de que manera quiero aprender… quiero volar con el silencio y la calma de un parapente… Mi piloto, mi primer compañero de vuelo era además campeón acrobático de parapente. Nos contó que sólo 40 se pueden presentar al campeonato del mundo y él está entre ellos, en tres semanas dejará Pokhara para seguir volando por el mundo con su parapente… Todo era perfecto, estaba volando con un maestro del aire, el día era claro y yo estaba feliz…
Aterrizar fue tan sencillo como despegar… conmigo aterrizó también Frank, mi actual compañero de viaje. Nos conocimos caminando hacia el Everest, nos reencontramos en Kathmandú y finalmente juntos llegamos a Pokhara. La familia de Frank es de Taiwán pero él ha vivido siempre en California, estudia psicología en Yale y con 20 añitos ha decidido conocer el mundo y pasar un año recorriendo el globo… lleva viajando desde noviembre y ha estado realizando voluntariados en Tailandia y Camboya. Con él estoy aprendiendo muchísimo y estoy viviendo Pokhara con mucha ilusión… Los dos nos paseamos tranquilamente por las orillas del lago repitiendo una y otra vez lo increíble que es este lugar tan lleno de flores, tan lleno de vida y de primavera… no nos cansamos de sorprendernos con cada rincón y de gritar a los cuatro vientos que hemos estado volando y que estamos muy felices. Hemos vivido uno de los momentos más mágicos de nuestro viaje (y seguro que quedan muchos momentos más)… mientras atardecía, a las orillas del lago, mientas las primeras estrellas se asomaban en el cielo, en la hierba unas luces empezaban a brillar… las luciérnagas se despertaban y poco a poco fueron llenando de puntos verdes luminosos toda la orilla del lago… había más luciérnagas que estrellas en el cielo, nunca pensé que podría ver algo así jamás… Una de ellas se hizo nuestra amiga y jugaba saltando de las manos de Frank a mis pies o rodillas…
La experiencia de las luciérnagas nos dejó tan fascinados que a la noche siguiente regresamos al mismo lugar con nuestras cámaras… En principio se acercó una tormenta que nos regaló un espectáculo de relámpagos… pensamos que llovería así que dejamos el lugar. A la salida nos esperaban los militares, nos advirtieron de que aquella zona estaba restringida por la noche por pertenecer al ejército. Pero la tormenta nunca dejó caer la lluvia y nosotros, aventureros intrépidos, nos colamos de nuevo en el recinto. Ahora la emoción era doble… no sólo estábamos junto a un lago maravilloso rodeado de cientos de luciérnagas, además estábamos haciendo algo ilegal… no hay nada más divertido que intentar captar la magia y la belleza que aquellos insectos nos estaban regalando a la vez que nos ocultábamos cada vez que las luces de los militares apuntaban hacia nosotros. Finalmente nos vieron y no echaron de nuevo, pero pudimos disfrutar durante al menos una hora de todo aquel espectáculo… y sin duda no hay palabras para describirlo.
En Pokhara todo ha sido así, como en el resto de Nepal, cada día es una sorpresa, nunca sabes si al girar la esquina va a aparecer un camión con gente bailando encima o si vas a encontrar una vaca tomando la siesta en medio de la carretera tan plácidamente. Todo es vida, los niños juegan tranquilos y solos, sin padres controlando cada movimiento, son libres para crear cualquier fantasía. Los hombres caminan cogidos de la mano y las mujeres pasan el día con sus bebés. Los animales interactúan con las personas como alguien más… perros, vacas, gallinas, corderos caminan entre la gente con toda naturalidad. Las mariposas tienen miles de colores y sus tamaños pueden llegar a sorprender, los mismo que los caracoles, tan grandes como la palma de la mano. Obviamente no todo es maravilloso, la pobreza lo tiñe todo, la basura está por todas partes y aunque una esté disfrutando como una niña soy consciente de que detrás de tanta belleza hay mucha miseria y necesidades… Pero luego veo las sonrisas y la amabilidad de la gente y todo parece confuso… ¿porque ríen así ellos y no nosotros?...
Bueno, el viaje continua… ahora me voy a vivir la experiencia de ser granjera en un lugar lleno de árboles frutales con una familia Nepalí, espero poder responderme allí a mi pregunta.
PD…Un día estaba volando y al día siguiente todo eran estrellas, todo eran lucecitas… Frank ya ha recorrido el sudeste del pacífico, me ha contado de las maravillas del norte de Tailandia, de las islas paradisíacas de Malasia y decía que en ningún país encontró nada parecido a aquel mar de luciérnagas…


Dadathar Begnas, 16 de abril de 2011, tercer día del año 2068 en Nepal

Llevo 11 días en el paraíso… muchas veces esa es la única palabra que me viene a la mente para describir este lugar… he pensado que si algún día alguien me pregunta cuál es la fórmula para llegar a un sitio así mi respuesta sería la siguiente: “te lanzas ciego pero confiando a un rincón desconocido del mundo, atraviesas sus senderos de dura e intensa meditación, luego tomas el desvío hacia el techo del mundo, sigues atravesando el cielo, tiene que ser volando en silencio, entre las nubes, sobre los verdes lagos y cuando desciendes te subes al primer autobús y seguro que la siguiente parada es el paraíso”…
Cuando Surya (que significa SOL en sánscrito), mi padre nepalí, me preguntó que si quería ir en el techo del autobús no me lo pensé dos veces y así empezó esta aventura… volar en un parapente con un maestro del aire no genera ningún subidón de adrenalina, pero ir en un bus que lleva cinco veces la cantidad de gente que podría albergar mientras trepa por las serpenteantes carreteras o mejor dicho, caminos de barro, entre precipicios, eso sí es emocionante. El gran subidón de adrenalina llega cuando acaba de llover y la tierra está toda removida y el bus se inclina tanto hacia los lados que todos los que ocupan el techo nos vemos obligados a escalar hacia el lado contrario de la inclinación para no caernos o para evitar que el bus vuelque…. Mientras me sujetaba fuertemente ya pude saborear la sensación de que algo grande me estaba esperando.
El momento en el que llegué a la que es mi casa ahora estaba lloviendo a mares, pero allí estaba esperándome una taza de té y detrás de ella la sonrisa más dulce del mundo, la de Sabarspatti (la diosa de la educación y las artes) mi madre nepalí… me descalcé y me senté en el suelo con los demás, habría como unas 7 personas en la casa, luego supe que allí solo vivían Surya y mi ama Sabars … De repente, como un fantasma, de entre la lluvia salió Nícolas… así que no era la única extranjera y voluntaria, otro europeo, francés, me acompañaría en esta experiencia… y realmente la compañía de Nicolas ha sido importante para las reflexiones en las que me envuelvo estos días. Nícolas estudió historia y los últimos años era bibliotecario en una escuela secundaria en Francia. Cansado del modelo de educación y de vida emprendió su viaje en septiembre y durante 3 años tiene pensado viajar sin cesar… su meta es Nueva Zelanda, el paraíso para el voluntariado en granjas orgánicas. Él solo tiene interés en trabajar de voluntario, cualquiera otra forma de viajar no le parece interesante… quiere encontrar otra alternativa en la vida y está convencido que lo mejor es vivir en pequeñas aldeas auto sostenibles, por lo cual va recogiendo información y experiencia por donde pasa…y la información que ya ha acumulado ahora ha llegado hasta mi y está siendo de gran ayuda e inspiración…A la vez compartimos intereses espirituales, practica Yoga y cada atardecer le dedicamos media horita a recomponer el cuerpo tras las horas del trabajo físico que supone ayudar en una granja. Nicolas es hombre de pocas palabras y me ha costado un poco sentirlo cercano… los primero días casi ni hablábamos, pero su agencia de viajes todavía no ha podido arreglar los papeles para su visado al Tibet, su próximo viaje, así que tiene que estar aquí una semana más, y finalmente en los últimos días nos hemos envuelto en múltiples conversaciones a través de las cuales intentamos encontrar respuestas a nuestras razones de viajar y observamos atentos como se convive con la naturaleza en este maravilloso lugar. Este lugar Dadathar y sus gentes son realmente la fuente de comprensión que estaba buscando cuando emprendí el viaje.

Mi familia pertenece a la casta Brahman, en Nepal y la India hay cientos de castas… se dividen según el rango social que ocupan y también determinan su profesión… los Brahman de origen se dedicaban a los telares. El mundo de las castas es un complejo laberinto y necesitaría años para entenderlo y desmembrarlo…El gobierno actual ha prohibido la existencia de las castas, o más bien las leyes que sobre ellas se aplican, pero inevitablemente es una costumbre muy antigua que no terminará de un día para otro. Entre las normas que implican pertenecer a una casta están por un lado la imposibilidad de casarse con un miembro de una casta diferente… no deberían tener contacto físico castas inferiores con castas superiores… sólo los miembros de las castas inferiores pueden realizar las incineraciones.. y etc… En mi familia son hindús, ser hindú implica otra serie de normas y reglas, también difíciles de entender y parecen ser infinitas…
En este viaje estoy acompañada por dos libros que me son de gran ayuda para interpretar lo que sucede a mi alrededor, “El hombre y sus símbolos” de Carl Yung y “Viajes con Heródoto” de Ryszard Kapuscinski. En este último encontré una muy buena explicación sobre el Hinduísmo.
El profesor Deussen, gran ideólogo alemán y amigo de Nietzche, según leí, explica el meollo de la filosofía de los hindúes de la siguiente manera: “el mundo no es sino maya, una ilusión. Todo es ilusorio, con una única excepción: mi propio yo, mi atman…Al vivir, el hombre siente que es todas las personas y todas las cosas, así que no puede anhelar nada pues tiene todo lo que es posible tener, y al sentirse todo, no puede hacer daño a nadie ni a nada pues nada hace daño a uno mismo”. Deussen reprende a los europeos: “la pereza europea –se lamenta- intenta dar de lado el estudio de la filosofía india”, tal vez porque a lo largo de sus cuatro mil años de existencia dicha filosofía no ha dejado de ser un mundo tan gigantesco e inabarcable que intimida y paraliza a todo entusiasta temerario que trate de abarcarlo y profundizar en él. Por añadidura, en el hinduismo la esfera de lo incomprensible es infinita y la diversidad de que está llena se basa en los contrastes más llamativos, extraordinarios y mutuamente excluyentes. De la manera más natural, cualquier concepto se convierte en su contrario, las fronteras de las cosas terrenales y de los fenómenos místicos fluctúan y resultan indefinibles, una cosa pasa a ser otra o pura y simplemente, también lo es, la existencia se vuelve inexistencia, se disgrega para convertirse en el cosmos, en la omnipresencia celestial, en el sendero divino que desaparece en las profundidades de la abismal nada. El hinduismo entraña un número infinito de dioses, mitos y creencias, cientos de escuelas, orientaciones y tendencias, decenas de caminos de salvación, de senderos de virtud, de prácticas de pureza y de reglas de ascetismo. El mundo del hinduismo es tan inmenso que da cabida a todas las personas y todas las cosas, a la aceptación mutua, a la tolerancia, la convivencia y la unidad.
“La unidad” es una de las grandes respuestas que estoy encontrando en mi experiencia nepalí. La teoría de que todos somos uno ya me la conocía, pero la sensación real de la unidad está tomando ahora su sentido. Mientas caminaba entre los Himalayas también tuve muchas conversaciones y grandes reflexiones… una de ellas, que se me ha quedado grabada en la cinta de la memoria, fue con Natasha. Me contaba que antes de emprender su viaje leyó el libro del Dalai Lama sobre la búsqueda de la felicidad… me explicó que en el libro expone que la felicidad es el resultado de la unión, de los lazos entre personas. Que cuantos más lazos y más fuertes sean estos, más feliz se encuentra uno. En nuestra civilización occidental evitamos los lazos, evitamos la unión. Preferimos vivir en nuestro cubículo y tener la menor relación posible con el exterior… todo se construye para poder vivir de manera independiente, sin la necesidad de los demás. El resultado es un número creciente de depresiones, mucha insatisfacción vital y pérdida de valores que generan más y más sufrimiento. Mientras vivía la experiencia de la travesía con mis tres compañeros ya reflexioné mucho sobre estos lazos… pude observar como aquella experiencia se convirtió en algo especial por el único hecho de estarla compartiendo, sentía hasta pena por aquellos viajeros que iban solos, …¿quién les cuidaba cuando estaban malos, con quien se reían, con quien se dejaban atrapar por conversaciones sinceras, quien observaba a su lado con alegría aquellos paisajes?… He caminado sola anteriormente y también ha sido especial, no lo niego… pero aquellos lazos que surgieron entre los 4 realmente me sirvieron como muestra de que sin duda TO SHARE IS TO LOVE (compartir es amar, decía siempre Xavi) y cuando terminamos la travesía me sentía realmente plena y feliz. Pero también pensé que era natural, era parte del viaje, era subir al campamento base del Everest… es decir, había mucho componentes extras que reforzaban la sensación de unión, de lazos y de felicidad. Pero ahora estoy aquí, observando cómo viven el día a día, como se cuidan, se miran, sonríen, y comparten la vida la gente de Dadathar. Hay una gran limitación que impide que mi observación sea clara y completa, el idioma. La gran barrera de la comunicación, pero aun así se puede leer mucho tan solo por la expresión. Aquí estoy viendo y experimentando en mi misma como trabajan los lazos de los que habla el Dalai Lama.

La modesta casita de mi Bua y mi Ama tiene un patio al frente que casi nunca está vacío. Se levantan a las 6 de la mañana, con el amanecer, y a los pocos minutos empieza a llegar la gente… vecinos, niños, ancianos, incluso acogen a extranjeros en ruta a cualquier hora y les ofrecen un té. Hay dos grandes comidas al día, una sobre las 10 de la mañana y otra sobre las 7 de la noche, en medio compartimos muchos tés… y mis padres nepalís nunca nunca están solos a la hora de la comida, la comparten con cualquier vecino… Hoy mismo, yo estaba absorta en la lectura y me senté afuera a comer solita, pero mi Ama no tardó ni un minuto en reclamarme al pequeño cuarto de la cocina para compartir el rato con los demás… allí estaba también Vishnu, una vecina que trabaja todos los días con ellos, y su hijo. Los 5 sentados en el suelo, apiñados, pero juntos.
El trabajo en el campo siempre es compartido… nadie se va sólo a buscar ramas al bosque… vamos todos juntos, tranquilos, sin prisa, cantamos, bailamos… paramos para charlar, esperamos a otros vecinos que nos encontramos por los caminos y entre risas regresamos cargados a casa. Ayer cargué por primera vez con dos sacos amarrados a la cabeza… pero quien se para a pensar en el sofocante calor o en el peso, mientras camina por los bosques haciendo el payaso todo el día… y aunque yo disfruto porque viajo y todo es una sorpresa puedo ver que ellos siempre se ríen, siempre buscan la broma… La semana pasada trabajamos muy duro separando las lombrices del compost para reutilizarlas de nuevo o para venderlas (a 15 euros las 100 lombrices)…. En principio me encantó tener las manos de lleno en la tierra… la sola idea de pensar que así empieza toda siembra, por la tierra fértil ya me tenía ilusionada… y me miraba a mi misma rodeada de todas aquellas señoras y niños vestidos de múltiples colores brillantes, veía las lombrices colándoseme por los dedos de los pies y haciéndome cosquillas y con eso me bastaba… pero a las pocas horas mi visión cambió… llevaba demasiado tiempo con la espalda encorvada, me dolía, estaba haciendo mucho calor y no entendía nada de nada de todo lo que hablaba aquella gente con tanto entusiasmo. Pensaba que 3 semanas trabajando de aquel modo iban a ser una tortura… durante dos días mi mente no dejó de lamentarse…pero luego me dejé llevar por el espíritu de los demás. Tal vez yo no podía hablar, pero podía imitar sus juegos… intenté aprender alguna canción nepalí… Nicolas, que ya había sido voluntario en otra granja se sabía unas cuantas y cada vez que cantaba las mujeres se deleitaban y se reían con su pronunciación…(La música, el deporte y el baile son cosas que nunca fallan en la comunicación con otras culturas cuando la lengua lo impide)… mientras ellos cantaban yo bailaba y les encantaba… cada día me piden que baile. Aunque nunca cesamos de trabajar, siempre que pueden se hacen bromas, se tiran agua o se cuelan una lombriz por medio de la ropa… y así, bailando, siguiendo las pautas de sus juegos, sin tensión al trabajar, empecé a sentirme cada día más unida a todos… empecé a entender porque sus sonrisas todavía parecen las de un niño pequeño.

Otro día, mientras trabajábamos, un niño vino corriendo a avisar de algún problema… las mujeres corrieron a ver que sucedía, yo fui detrás… llegamos a una casa vecina y en el suelo estaba tendida una mujer que se lamentaba de dolores fuertes. Cuando llegamos estaba rodeada por los niños del pueblo, entre ellos Kirty, la nieta de mi Bua y mi Ama… Kirty le tenía cogida la mano y se la masajeaba constantemente… luego el resto de las mujeres continuaron masajeándole los pies y las manos… Son puntos de energía y con el masaje intentan aliviar el dolor. Al rato llegó Surya, mi Bua, que también es sanador, practica Reiki y empezó a rezar y a limpiarle la energía. La señora tenía apendicitis, y según Surya el espíritu de un muerto, el cual nunca recibió un entierro apropiado, estaba molestándola… él echó de allí el espíritu y el dolor de la mujer disminuyó. Mientras todo esto pasaba Nícolas y yo observábamos atentos cada movimiento de cada persona. Nos sorprendió que lo niños estuviesen allí como uno más… ¿niños envueltos en situaciones dolorosas?, observando como una mujer se lamenta y llora en el suelo?... esto es algo que nuestra civilización no aceptaría… pero aquí los niños son como todos… porque en el fondo todos son niños… se les cuida y se les da cariño como a un niño, pero también forman parte de cada proceso que vive un adulto, sí, también trabajan, poco, pero lo hacen y lo curioso es que parecen deseosos de poder ayudar, no es una obligación, no es un drama…
Kirty, la nieta de mis padres… es un terremoto. Tiene casi 10 años y todos los días le da una rabieta… pero Sabars y Surya nunca la reprenden… le regañan un poco, pero ni la castigan, ni le gritan, incluso a veces se ríen de su mal humor… y después de que a Kirty se le pasa la rabieta la abrazan con ternura, como si nada hubiese pasado y en verdad nada ha pasado… simplemente es una niña…. Porque aquí los niños son niños… no son objetos delicados, no viven en una burbuja de protección extrema… y a la vez que son niños también son una persona más que forma parte del círculo de la vida… Pero Nicolas está ciertamente muy preocupado por estos niños… porque nuestro mundo occidental, que todo lo abarca, llega hasta estas tierras también… y estos niños que hoy juegan felices subidos a los árboles el día de mañana van a querer una consola porque creen que el tipo de evolución en la que nosotros vivimos es mucho mejor que la realidad que ellos tienen… se sienten inferiores…quieren progresar, quieren ser como nosotros con todas nuestras comodidades… y por eso en la aldea casi no hay hombres… porque están emigrados en Kuala Lumpur o Qatar… o en Nueva Zelanda, como el hijo pequeño de mis padres Nepalís.

Volviendo a la “unidad”… estos pocos días que llevo aquí he llegado a la conclusión de que es cierto, los lazos, hacen felices a la gente… cuantos más lazos mejor… aquí no existe el espíritu individualista… todos trabajan por la comunidad… todos se preocupan porque todos tengan lo suficiente para vivir… para que esto funcione no tiene que existir tampoco la competencia… nadie quiere ser más que el otro, solo quieren estar juntos y saber que todos están bien. Por lo cual nadie está tenso trabajando y el trabajo es sólo un requisito de supervivencia ya que viven de lo que cultivan, incluso el gas de la cocina proviene del estiércol de los búfalos mezclado con agua. Yo vivo cada día aquí como un regalo… como si el universo me quisiera mostrar como funcionaria otra fórmula de supervivencia. Además también está la naturaleza en todo su esplendor… medito bajo un bonito árbol cada mañana y cuando abro los ojos tras meditar me paso largo rato contemplando el lago y sus montañas… nos lavamos la cabeza y la ropa en fuentes repletas de ranas que no se asustan cada vez que meto mi jarra en el agua…me despierto con el sonido de los pájaros cuando rompe el amanecer… estoy descalza casi todo el día porque en el suelo solo hay tierra, piedras y hierba…he aprendido a comer con las manos y aparte de divertido he descubierto el tacto de la comida cocinada… Con todo esto, que suena maravilloso, me pregunto si yo misma podría vivir así el resto de mi vida y no lo sé… todavía no lo sé… todavía no sé cuan profundo está en mi la necesidad de tener más y más…esto es oriente y yo pertenezco a donde pertenezco, por eso nací allí… aunque sé que nuestras abuelas no vivieron una vida tan dispar a la que ahora yo estoy experimentando. La gran diferencia del modelo de vida de nuestras abuelos con esta tal vez solo sea la religión y sus distintas normas, pero que sin duda marcan muy fuertemente las pautas de comportamiento…este es otro tema, para tratar otro día…
Ayer fue un día muy especial para mi…tomamos el té de las 8 en casa de Radika, una vecina muy simpática… luego sembramos café todos juntos… más tarde nos adentramos en el bosque para recoger hojas secas para el compost… a la vuelta cargué por primera vez dos sacos atados con una cuerda y sujetándose en la frente y me resultó bastante cómodo… y de regreso Radika y Vishnu me regalaron un traje Nepalí y me hicieron una sesión de fotos con él puesto… yo saco fotos de todo constantemente, pero ahora eran ellas que me decían a mi donde colocarme y como, fue muy divertido y muy tierno… al atardecer fui a meditar y cuando terminé, mientras contemplaba el paisaje, tan contenta, con mi nuevo traje de colorines, un niño se acercó y me regaló unas moras, que aquí son de color naranja intenso aunque saben igual que nuestras moras negras. Creo que ya puedo decir que nuevos lazos se han generado…aquí todos me llaman SISTER (hermana) y así lo siento, todos somos como hermanos… ahora empiezo a entender y a sentir de verdad que es la unidad y porqué, como dice la filosofía hindú, si uno es todos no puede hacerle daño a nada porque nada se haría daño a si mismo…



Dadathar, 21 de Abril de 2011… día 8 del año 2068 en Nepal

Hace unos días llovió con mucha fuerza, luego cayeron pedazos enormes de hielo y todo acompañado de un número infinito de rayos… Estuvo lloviendo y granizando por 4 horas. Al principio yo lo disfruté mucho, todos estábamos a salvo resguardados al abrigo de la casita. Junto con muchos vecinos mirábamos el cielo y el río que se generó en el patio, y los niños recogían el hielo y luego le daban forma. Pero el granizo se alargó más tiempo de lo común y Ama y Bua empezaron a preocuparse por la cosecha, me decían que todas las frutas de temporada se perderían. Al día siguiente las noticias fueron peores, en el lago 4 personas murieron alcanzadas por un rayo mientras lo cruzaban en barca. Ese día bajé con Radika y Vishnu al pueblo, a Pokhara. Por causa de las lluvias el autobús no llegó hasta Dadathar que se encuentra en lo alto de la colina, así que las tres bajamos caminando. Durante 2 horas atravesamos las pequeñas aldeas que rodean el lago y ellas a menudo se paraban a conversar sobre las pérdidas con las gentes del lugar, también vi varios árboles destruidos por causa de algún rayo. Realmente aquello era una tragedia, pero todos los vecinos parecían asumirlo como algo muy natural, y eso me sorprendió bastante. Al llegar a la llanura tomamos un bus y de camino había otro bus volcado, muchos lo rodeaban curiosos y nuestro conductor paró a mirar lo ocurrido. Luego varias de las personas del otro autobús se subieron al nuestro y con ellos traían un pedazo del parabrisas intacto del bus volcado. Arrancamos muy rápidamente… Yo todavía no entendía que pasaba, si había muertos o si todos estaban bien… y no podía entenderlo porque unos tenían cara de preocupación y otros se reían… Acabábamos de dejar atrás un gran accidente y nada cambiaba, en sus rostros la preocupación no duraba más de un minuto…. Yo me pregunto si en verdad aquí la gente acepta lo malo que la vida trae como un suceso más, si viven aceptando realmente… Una vez más la lengua es un impedimento para completar la imagen de todo lo que ocurría delante mía, por lo cual, no sé si había muertos o heridos en el accidente, si las cosechas se perdieron de verdad… y porque nadie llora la muerte de las 4 personas de la barca. Y sigo sin saberlo, y no puedo hacer más cosa que aceptar que todo sigue, y que cada minuto no tiene nada que ver con el anterior… ¿será esto parte de la filosofía hindú? ¿Será este el motivo por el cual pueden sonreír cada día con tanta dulzura? ¿será que de verdad nadie vive atado al dolor, sino que lo experimentan como algo pasajero?
La religión, con todas sus normas, que marcan tan profundamente la manera de comportarse de toda una cultura… la religión, como parte del mundo espiritual, es una de mis preguntas en este viaje…

“Religión” viene del latín relegar es decir, volver a unir. Una vez escuché una conferencia del alemán Etkard Tolle donde explicaba bastante bien dos conceptos… cómo nacían las religiones y como nacían las guerras. Lo que se quedó en mi memoria fue la siguiente historia. “Imaginemos que al principio de las civilizaciones, cuando las lenguas se están creando, cuando empezamos a comunicarnos por sonidos, existe un pueblo a un lado de una montaña y al otro lado otro pueblo, que jamás se han visto, por lo cual, cada pueblo ha creado sus propios códigos de comunicación. En ambos pueblos hay una persona que descubre en su interior que está conectado con todas las cosas, que de hecho se siente unido a todo y a todos los que le rodean y que esa sensación le llena de paz y alegría… esa es una sensación mística o espiritual, difícil de entender o explicar a través de la lógica o la razón, pero una sensación muy real y necesaria para sobrevivir en felicidad. En cada uno de los pueblos, a través de sus códigos de comunicación, esas personas comparten su sensación con otras personas, y de repente da la casualidad que los demás también han sentido eso… ¡que gran felicidad, que gran descubrimiento, todos nos sentimos unidos!... de ahí la palabra “religión”, volver a unir algo que se supone que ya estaba unido. En ambos pueblos la gente empieza a experimentar sensaciones místicas, inexplicables para la lógica, unos tal vez tengan una experiencia mística junto a una piedra y otros tal vez junto a un árbol, así que en uno de los pueblos empiezan a adorar a las piedras y en el otro a los árboles. Y así, poco a poco, con el transcurso de los años, en cada uno de los pueblos, se van construyendo sus propias tradiciones, a través de sus diferentes códigos de comunicación, con las cuales revivir esa maravillosa sensación mística que les hace tan felices y que les hace sentirse unidos.
Pero un día llega la rueda, empiezan los viajes más allá de los límites conocidos hasta aquel momento. Y la gente descubre que hay otro pueblo más allá de los límites de la montaña. Ambos pueblos empiezan a intentar comunicarse con sus diferentes códigos, y en medio de sus difíciles conversaciones un día empiezan a explicar esa sensación mística que le da sentido a todo. Ambos pueblos tienen la misma sensación, pero no las mismas tradiciones. Unos adoran los árboles y otros las piedra, ¿Cómo puede ser? ¿alguno de los pueblos tiene que estar equivocado?... surge la duda y el miedo porque esa sensación es necesaria para las gentes de cada uno de los pueblos, y si de repente alguien se atreve a decir que nos son las piedras el símbolo mágico que representa su unidad, esa paz en la que vivían se podría destruir, porque no hay una lógica que demuestre sus teorías y sus emociones, es pura fe. Ambos pueblos tienen maneras completamente diferentes de expresar su espiritualidad y aunque sólo sea una manera de expresarla, las personas necesitan aferrarse a lo que ya conocen porque la fe (Fuerza espiritual) no es como la razón, es frágil, hay que sentirla. Así que inmediatamente el pueblo que habita al otro lado de la montaña, del que no se sabía nada hasta hace muy poco tiempo, pasa a ser el enemigo, pasa a ser la amenaza que podría destruir la felicidad y la unidad del otro pueblo… ese pueblo está poniendo en duda las tradiciones por las cuales se vive la unidad… a ese otro pueblo hay que destruirlo… y ahí surge la guerra. Ambos pueblos en el interior de su alma tienen las mismas emociones, ambos sienten la misma unión, pero su manera de comunicarla ha sido diferente… es decir, los códigos que se han establecido en cada uno de los pueblos, probablemente marcados por el clima y la geografía que les rodeen, han sido los que han generado la lucha y el sufrimiento.”

Esta historia se la conté a Nícolas y él la completó. Me ha explicado que históricamente existen dos demonios enfrentados en su propia lucha pero que ambos se alimentan del sufrimiento. Uno es “lucifer”, el demonio de la razón y el otro “satán” el demonio de la fe. Lucifer era el que estaba trabajando duramente cuando la gente empezaba a intentar explicar a través de la razón, de las palabras, algo tan profundo y personal como es la “unidad”. Y tal vez, hasta yo misma esté escribiendo a través de ese mismo lucifer cuando intento explicar cómo me siento viviendo en este lugar… Yo misma pierdo horas intentado razonar el porqué de mis emociones y al final mi única respuesta es que simplemente tengo que sentir… que yo misma he de descubrir que me hace sentir bien y que no… y crear mis propias pautas, que son solo mías, que no debo inculcarle a nadie y que no debo dejar que las pautas que vengan de afuera me hagan dudar… y así vuelvo a caer en lo que Paul Deussen dice de la filosofía hindú “ todo es ilusorio, excepto mi propio yo”. Y aunque la filosofía hindú es tan amplia que da cabida a la tolerancia y comprensión entre todos, tiene sus normas, que son como las normas de todas las religiones… tal vez creadas por “satán”, el demonio de la fe… por lo cual en el hinduismo existe una división tan fuerte como las castas…y la tradición dice, que sólo el primogénito varón puede celebrar el funeral de sus padres, lo que provoca que el hecho de tener sólo hijas sea una desgracia, además que los padres de la novia pagan el costoso matrimonio. Nícolas me contó que en una de las aldeas donde trabajó en la India la señora de la casa, que ya tenía dos hijas, estaba embarazada. Durante su estancia allí la mujer supo que esperaba otra niña y durante una semana entera lloró sin cesar… estaba tan tan triste que finalmente decidió abortar.
La misma gente que acepta la realidad, con todo lo que en ella habita, sea bueno o sea malo, no acepta tener solo hijas porque temen que tras la muerte no tendrán un funeral apropiado y su espíritu vagará como un alma en pena… ritos, ritos y ritos… y porqué nacieron los ritos? En otro documental que vi hace un tiempo explica muy bien que las personas necesitamos de las historias para recordar, son reglas nemotécnicas, que se crearon con la intención de que el hombre entendiese la naturaleza y sus ciclos, de esta manera sabría cuando sembrar y cuando recoger su cosecha…. Y yo supongo que esas historias a lo largo de los siglos se convirtieron en verdades literales y sobre ellas construyeron los ritos. Y los ritos son herramientas empleadas para controlar a la gente, herramientas de poder, generadas por aquellas almas empleadas tanto por lucifer (fuerzas de la razón) como por satán (fuerzas espirituales) para generar más sufrimiento, para infundir más miedo.
Yo aprendí muy pronto a desconfiar de los ritos. De pequeña era una cristiana verdadera, lo sentía de corazón, amaba al niño Jesús y me llenaba de tristeza con su muerte en Semana Santa. De pequeña, a menudo, me quedaba unos días en casa de mi abuela con mi tía y mi prima. Un día, al regreso de misa, mi prima se sentía mal y acabó por vomitar. En la misa mi prima había comulgado, así que para mi abuela el hecho de que ahora vomitase significaba que estaba rechazando el mismísimo cuerpo de Cristo y aquello merecía su castigo. Los ojos de mi abuela se llenaron de rabia y golpeó con fuerza a mi prima. Tengo esa imagen grabada en mi mente. Mi abuela no es una mala persona, pero su fe ciega le hizo creer que aquel pedazo de pan, que representa a un señor que vivió hace dos mil años, es más importante que la salud de su nieta. Aquel día yo no sabía muy bien que pensar, tal vez mi prima no era una niña pura, tal vez fue a comulgar con algún pecado. Pero aquel día, mi abuela, al tiempo que le daba la paliza a mi prima, estaba sembrando en mi alma la semilla de la desconfianza en los ritos. Años más tarde, otro primo mío, me dijo bromeando que yo era el Anticristo en casa de la abuela… y aquello me llenó de orgullo.

A menudo pienso que en las culturas de Occidente se va perdiendo la espiritualidad, la batalla la está ganando la razón y con esa pérdida se pierda la unidad, somos cada día más individuales, tememos a los que nos rodean, no son parte de nosotros, como lo son aquí, nos protegemos continuamente y a menudo nos defendemos atacando. Pero por otro lado en las culturas de Oriente demasiadas cosas se explican sólo a través de una creencia religiosa. En ambos mundos no hay equilibrio, ambos mundos luchan continuamente. En el libro que leo “Viajes con Heródoto” descubrí que esto ha sido así siempre, que hace ya 2500 años, Heródoto, el primer viajero que quiso dejar grabada la historia de la humanidad, empezaba su libro diciendo que quería relatar el porqué de las continuas batallas entre Oriente y Occidente. En ese momento el mundo era mucho más pequeño, y oriente y occidente se dividían en Grecia y Persia. Y Heródoto ya descubrió en su momento que no era ni Persia ni Grecia la causante de los conflictos, sino un tercer pueblo, los fenicios, itinerantes mercaderes profesionales. Los fenicios por aquellos tiempos hacían negocios con el rapto de las mujeres, y el rapto de una mujer podía desencadenar batallas como la de Troya. También dijo que la venganza era uno de los principales motivos por el cual iniciar una guerra. Este libro me está ayudando a comprender la historia y entender que lo que yo pretendo averiguar en un viaje de 7 meses, ha sido ya explorado a lo largo de los siglos y que aunque ahora tengamos bombas terroríficas, aviones y tanques en verdad el ser humano no ha cambiado nada, las pautas de comportamiento son las mismas que hace 2500 años. Hay un fragmento del libro que me gusta especialmente:
“Heródoto es el primero en descubrir la naturaleza multicultural del mundo. El primero en clamar que todas las naturalezas deben ser aceptadas y comprendidas, y que para comprender una, antes hay que conocerla. ¿Qué en que se diferencian las unas de las otras? Pues, sobre todo, en las costumbres. Dime como te vistes, cómo te comportas, qué costumbres tienes, a que dioses adoras y te diré quién eres. El ser humano no sólo crea cultura y vive en su seno. El ser humano la lleva dentro, él es cultura.
A pesar de saber muchísimas cosas acerca del mundo, Heródoto está lejos de saberlo todo. Nunca ha oído hablar de China o de Japón, nada sabe de Autralia y Oceanía, ni tan siquiera presiente la existencia del grande y floreciente continente americano, más aún, más escasos son sus conocimientos de la Europa occidental y del norte. El mundo de Heródoto se limita al mediterraneo, y el Próximo Oriente, inundado por el sol, es un mundo de mar y de lagos, de montañas altas y de verdes valles, de olivo y vid, de mijo y cordero, es una Arcadia feliz que cada pocos años se convierte en escenario de un baño de sangre”.


En resumen, ¿Por qué hay sufrimiento en el mundo? No tengo ni idea… pero siempre ha sido así. Si lo explico de una manera espiritual podría decir que hay dos diablos que lo provocan, si lo explico racionalmente supongo que es el deseo de poder el que lo genera. Y lo que yo creo, en este momento, es que aprender a superar el sufrimiento, como lo hacen mis vecinos de la aldea, es una de las herramientas más efectivas para crecer como persona y crecer nos libera del miedo y cuando no tememos nada somos capaces de ver la luz en un mundo dividido a partes iguales entre la noche y el día, somos capaces de decidir vivir el día y aceptar la noche. Por lo tanto si el sufrimiento no nos ciega de dolor, somos capaces de aprender de la experiencia, las experiencias construyen la memoria, y cuanto más lleno está el espacio de la memoria más fácil nos es entender el porqué de los motivos que nos han hecho sufrir…así la experiencia vence al miedo y sin miedo somos capaces de amarlo todo y por tanto no anhelar nada más. En dos día me voy de este lugar, al que amo, y he de aprender otra gran lección, la de decir adiós, y seguir adelante…


Kathmandú. 24 de abril de 2011

Hoy me han robado mi querida cámara de fotos, ha sido mi mejor amiga en el viaje, siempre conmigo, incondicional… pero se ha ido… como todo, todo es impermanente. Y no sé si en este estado de ánimo debería escribir o no… Pero supongo que estas sensaciones de desamparo, de pérdida, de frustración e impotencia ante un robo son parte del viaje… y acepto esta realidad, igual que acepto las alegrías… y ayer fue un día muy alegre y triste a la vez…. Ayer dejé mi paraíso en la aldea, dejé a mi Ama, a mi Bua, a todos los vecinos y a cada árbol, riachuelo, planta y paisaje de Dadathar.
Como a lo largo de mi corta vida ya he viajado mucho e intensamente, he tenido que despedirme también demasiadas veces…Al principio pensaba “malditas despedidas me están haciendo vieja”, como dice una canción de Calamaro. Pero luego entendí que la nostalgia era producto de un recuerdo querido, que si sentía esa pena era porque había existido también mucho cariño. Así que aprendí a gozar con mi propia tristeza. Y cuanto más triste era la despedida más intenso era mi goce. También entendí que a lo largo de la vida nos encontramos a las personas que debemos encontrarnos, que por algún extraño motivo unos interactuamos con los otros ese preciso momento, para ayudarnos, para hacernos crecer… y también unos salimos de la vida de los otros porque estamos en movimiento, porque seguimos avanzando y es lo más natural… Así que lo que ayer era una despedida mañana será un “hola, me llamo Isabel y tu?... Y el vacío del adiós se convierte en espacio para una bienvenida.

Llevo dos meses y medio de viaje y no dejo de estar sorprendida por el modo en que cada cosa ha llegado hasta mi… Una de mis preguntas para el señor DON VIAJE era encontrar otra alternativa de vida…. Una que me convenciera de verdad… y creo que viviendo y compartiendo las últimas tres semanas en aquella pequeña aldea llegué a sentir lo que parecía más natural y real para vivir.
En los últimos días Nícolas se fue, continua su periplo en dirección a Nueva Zelanda. Su visado para el Tibet nunca llegó, se cansó de esperar y prefirió romper su ideal de viajar sólo por tierra, sin tomar ningún avión, y volar hasta Bangkok. A su partida llegó Anika, de Alemania. Solo tiene 19 añitos y se ha tomado un año de viaje para pensarse bien que estudiar en la universidad. Los últimos 8 meses ha estado de voluntaria en un centro de ayuda a mujeres y luego en un orfanato. Las dos pasamos muchas horas charlando sobre cómo nos imaginábamos nuestras futuras vidas, que camino podría ser el más adecuado. Las dos estábamos en el mismo punto, pero con 11 años de diferencia… Y aunque la edad siempre es una presión, una medida que nos limita, durante el viaje la he perdido… es decir, lo importante es el hacer, la acción, el tiempo en el que lo hagas se vuelve irrelevante si de verdad tomas una determinación y actúas. Así, que como Anika, yo soñé libremente sobre el tipo de vida que me gustaría tener. Las dos queríamos vivir en un lugar como aquel, rodeadas de naturaleza y con un lago cerca, muy cerca. Ella tal vez empiece a estudiar Culturas Asiáticas a la vez que profundiza en la “permacultura”.
Estos días he oído hablar por primera vez de este término y se debe a otra de las grandes visitas. Durante dos días tuvimos en la granja a Cris, Looby, Taia y Shanti, una familia inglesa encantadora. Cris ha trabajado durante muchos años en Nepal, desarrollando proyectos en granjas orgánicas, así que habla nepalí. Con el paso de los años se ha hecho autónomo, ahora vive en Walles con su familia y junto con Looby son profesores de “permacultura”. Dos meses al año vienen a Nepal y trabajan como asesores de diseños de agricultura. Ellos mismos educan a sus hijas, no van al colegio. Con ellos entendí un poco mejor el importante papel que la granja de mis padres nepalís representa en la zona. Frente a la casa los árboles y plantas están todos mezclados y desordenados… nunca sabes dónde pisar, porque en medio de la nada puede haber una planta medicinal… Yo pensaba que era simplemente una costumbre caótica de Nepal, pero no. Uno de los grandes principios de la “permacultura” es la diversidad. En la naturaleza todas las plantas y árboles están mezclados e interactúan ayudándose, nada es casual, cada ser nace donde tiene que nacer. Las plantaciones de Surya son así. Los pequeños árboles de café se abrigan junto a los grandes de la canela, unos se dan sombra, otros drenan la tierra… todo aquello aparentemente caótico genera armonía. Cris nos contó que cuando Surya empezó con sus plantaciones lo tomaban por lunático, además de aquella diversidad había enterrado huesos de búfalo antes de ponerse a sembrar, así la tierra estaría más nutrida. Pero hoy en día Surya tiene un huerto y unos bosques preciosos, que generan muchas variedades de frutas, café, plantas medicinales y da trabajo y sustento a muchos vecinos. Surya sabe comunicarse con el espíritu de la naturaleza, un espíritu muy presente en los poblados nepalís. A menudo se encuentran dos árboles juntos sobre las mismas piedras, esos árboles probablemente estén casados. Celebran las bodas para limpiar el espíritu de la naturaleza.
La idea de Cris es aprovechar los bordes de las terrazas del arroz para plantar algodón. A esas alturas y en esa zona habita un bicho que se comería la planta, por lo tanto, junto al algodón se plantan también girasoles, estos atraen al bicho y a su vez a otro insecto que ahuyenta a ese bicho… así trabaja la naturaleza en conjunto. En una semana los vecinos de la zona recibirán un curso de 5 días para instruirse acerca de la plantación… Pena que ya no estoy… Pero esto de la permacultura me llama la atención… Wikipedia, la describe así:
“La permacultura constituye un sistema proyectado para integrar armónicamente la vivienda y el paisaje, ahorrando materiales y produciendo menos desechos, a la vez que se conservan los recursos naturales (Bill Mollison); es el diseño de hábitats humanos sostenibles y sistemas agriculturales, que imita las relaciones encontradas en los patrones de la naturaleza.
La palabra permacultura (en inglés permaculture) es una contracción de agricultura permanente, como así también de cultura permanente.
Permacultura es un término genérico que engloba la aplicación de éticas y principios de diseño universales en planificación, desarrollo, mantenimiento, organización y la preservación de hábitats aptos para sostener la vida en el futuro.
La Permacultura también es una red y un movimiento internacional de practicantes, diseñadores y organizaciones, la gran mayoría de las cuales se han desarrollado y sostenido sin apoyo de corporaciones, instituciones o gobiernos.
Los ejes centrales de la permacultura son la producción de alimentos, abastecimiento de energía, el diseño del paisaje y la organización de (Infra) estructuras sociales. También integra energías renovables y la implementación de ciclos de materiales en el sentido de un uso sostenible de los recursos a nivel ecológico, económico y social.”

Obviamente, por mi mente, ya se ha plantado una semilla, la idea de algún día tomar uno de esos cursos y empezar a investigar más esta alternativa.
Además de toda la información que esta familia traía consigo, Looby nos hizo una entrevista a Anika y a mi. Nos decía que aunque los principios de la permacultura hoy en día se aplican sobre todo a la agricultura, son principios aplicables a la manera de convivir de las personas. Así que la primera pregunta que nos hizo fue: “ ¿qué significa para ti ayudar a los demás y como se relaciona esto en ayudarte a ti mismo?” … vamos, que dio en el clavo…
A lo largo de la entrevista, que se convirtió sobretodo en una charla, yo le expuse que viviendo allí, en comunidad con los vecinos, compartiendo, interactuando sanamente con la naturaleza, había sentido lo más parecido a una realidad en equilibrio y feliz. Pero luego Anika, completó parte de la información que yo no tenía… ¿cómo se sienten los nepalís viviendo para la comunidad?... Muchos, son felices, se les ve y es verdad… Pero la gente joven empieza a cuestionarse muchas cosas, y quieren cambio, quieren irse. Convivio con una familia 5 meses, y su hermana nepalí decía que… uno vive para la familia, la familia para la comunidad y la comunidad para la sociedad, pero no viene nada en retorno, todo es dar. Anika decía que debía haber un equilibrio, que el individualismo que nosotros tenemos es una suerte, la suerte de elegir. Me contó que hace un mes fue a una boda, una boda nacida del amor. Los novios habían decidido casarse y eran felices, pero ninguno de los invitados lo era. Todo el mundo hablaba mal de la situación y del agravio que habían generado rechazando a las parejas concertadas de antemano por las familias….La tragedia de los matrimonios concertados en Nepal llegó hasta la familia real. En el año 2001 el príncipe mató a sus padres y luego se suicidó porque no le permitían casarse con la mujer que él amaba (también está la posibilidad de que fuese una confabulación de su tío, el actual rey)… Y ya Heródoto contaba que el rapto de las mujeres era, hace 2500 años, uno de las primeras causas por las que iniciar una guerra. Y yo en el 2011 me pregunto, ¿qué relación tiene el amor con el poder? ¿o los matrimonios? ¿Funcionaria la comunidad hindú, de la manera en que funciona en la aldea, si los matrimonios naciesen de la libre elección? ¿será que hay que sacrificar el matrimonio por amor para que cada persona siga cumpliendo su función? ¿tal vez los hindús temen que el amor nos vuelva ciegos y perdamos nuestros propósitos en la vida? Bueno… yo tengo ese temor… todavía no he aprendido a vivir en pareja y en armonía conmigo a la vez.

En resumen, a mí me gusta mirar el lado dulce de la vida, me he deleitado estos dos meses y medio mirando el lado dulce de Nepal, pero hay un lado amargo, y hoy tengo la boca llena de amargura. Pero he entendido algo nuevo, la función de la diversidad. La importancia de que existan culturas tan dispares y personas tan diferentes. Si en vez de pelearnos aprovechásemos los buenos recursos de los que disponen unos y otros, brillaríamos como un árbol sagrado. Vivimos en la era de las comunicaciones, yo misma trabajaba para la televisión, pero en vez de aprovecharlo para saber de lo bueno de la diversidad que otras culturas nos ofrecen, la usamos para regocijarnos en nuestros más bajos instintos. Ahora veo al ser humano como una semilla con mucho potencial que no ha germinado… la naturaleza la riega y le da sol en abundancia, pero nada, no salimos a la luz, y si seguimos así nos pudriremos.
La última pregunta que Looby nos hizo en su entrevista fue acerca de la esperanza. ¿Cómo nos veíamos a nosotras en un futuro y como veíamos ese futuro? Mi respuesta es esta:
Kapuscinky escribió sobre el hinduismo: en el hinduismo la esfera de lo incomprensible es infinita y la diversidad de que está llena se basa en los contrastes más llamativos, extraordinarios y mutuamente excluyentes. De la manera más natural, cualquier concepto se convierte en su contrario. Ahora pienso que esto es aplicable al mundo entero. Y a pesar que de que todo es un gran sin sentido, el pez que se muerde la cola, la espiral infinita… creo que hay muchas grietas por las que entra la luz… las grietas están llenando la oscura casa y algún día se podrá ver con claridad…Individualmente uno puede llegar a esa luz, pero el conjunto todavía no sabe cómo caminar sin pisar a su compañero…. Hoy me robaron la cámara con la que pretendía mostrar que vivir de otra manera es posible, quería que llegase a mis amigos y conocidos un pedazo de las partes buenas que tiene la diversidad de culturas… pensaba, que si sólo una persona, saboreaba lo maravilloso que es descubrir otras maneras de sentir y entender la vida, algo habría aportado en mi deseo de ser útil… esto ha sido una gran bofetada que me ha dejado mirando hacia el lado oscuro, al que normalmente no quiero mirar, pero que es, sin duda, al que hay que ayudar. Y a pesar de la inmensidad de la oscuridad tengo esperanza para el conjunto… y me veo en un futuro viviendo en armonía con la naturaleza, disfrutando de la diversidad de las culturas en un lugar como Dadathar. Ahora me preocupa cómo se llega a esa imagen… y lo único que sé es que se llega sin prisas.
Luego Looby, con la ayuda de Cris, entrevistó a Ama y Bua. Yo trabajaba pelando jengibre y me perdí casi toda la entrevista. Pero al final, Looby le dijo a Ama que se veía en ella una mujer feliz. Ama, dulce como siempre, le dijo que tenía el cariño de su familia, que sus vecinos eran maravillosos y que además tenía la suerte de intercambiar grandes experiencias con los voluntarios, y había conocido a gente de más de 60 países. Mientras decía esto último me miraba y su mirada la llevaré siempre conmigo.
Quiero terminar mi historia de los meses en Nepal relatando el último encuentro con mi querida Ama… “Todos los días comíamos arroz con verduras, (muy sabrosos), pero hace una semana Ama hizo chapattis para todos. Chapatti es una especie de crep, arepa, filloa, etc… Lo acompañamos con verduras y para el final, como postre, teníamos miel. Las colmenas están en la misma casa, en el balcón, frente a mi cuarto...y es de las mieles más sabrosas que he probado jamás. La combinación del chapatti y la miel es una delicatesen… Disfruté tanto comiéndolo que le pedí a Ama el favor de volvérmelo a preparar antes de mi partida. La noche antes de irme tenía mi chapatti y mi miel. Ella se acordó, por supuesto. Ayer a la mañana, mientras hacía mi maleta, Ama entró en mi cuarto ocultando algo bajo la ropa. Había guardado solo para mí un chapati y lo llenó de miel. Me miró con sus tiernos ojos y me dijo… “no good feeling to say good bye, you have to come back”… Ese chapatti de miel me hizo llorar… y cada vez que lo recuerdo se me empañan los ojos… así sabe el cariño, así saben los lazos, así sabe la esperanza… Lloraba y gozaba de alegría… en tres semanas, aquella gente me habían hecho ver como se comparte…como se entregan unos a otros… y tal vez no sea el modelo ideal, pero algo de verdad había en todo aquello. Y también lloraba por la suerte de encuentros que he tenido en Nepal, como cada persona ha dejado una semillita de esperanza…Que más da la cámara si todos ellos quedan profundamente sembrados en mis recuerdos.

Durante la subida al campo base del Everest discutí bastante con Kenny, su pesimismo, a veces, me desmoralizaba… no era capaz de ver esa esperanza, no tenía fe aunque desearía tenerla… más tarde me escribió desde Tailandia, nostálgico por las despedidas, y diciendo que tal vez sí existiese una posibilidad… yo le respondí que pasé tres semanas con tres desconocidos caminando por los Himalayas… y terminé por quererlos tanto que pasé una semana metida en el hotel de Kathmandú sin hacer nada más que extrañarlos. Sé que todos nos sentíamos igual y sólo hizo falta tres semanas para crear esos lazos, sólo hizo falta tres semanas para que Kenny tuviese esperanza… y con él voy a compartir mis siguientes aventuras por el Sudeste Asiático… primera destino Myanmar con escala en Bangkok.